En aquella época, la nota de corte para acceder a estos estudios era altísima, de modo que tuve que aplicarme a fondo en el bachillerato y la selectividad para conseguir una plaza. Cuando por fin ingresé a la facultad de periodismo, no puedo decir que fuera todo maravilloso: ya el primer día de clase, un profesor nos dijo que la profesión estaba muy mal, que nos iba a costar encontrar trabajo y que más nos valía empezar a hacer prácticas lo antes posible.
Así lo hice: desde el segundo semestre, empecé a colaborar con medios locales. Primero sin cobrar, luego cobrando por palabra, luego por pieza y luego con un sueldo fijo. Del contrato, ni hablamos. También aproveché las prácticas obligatorias de la carrera para trabajar en una editorial de revistas técnicas, donde posteriormente me contrataron.
Como durante casi toda la carrera tuve que compatibilizar los estudios y el trabajo, tardé siete años en acabar unos estudios que entonces duraban cuatro años. Tampoco me angustió mucho, porque a medida que iba avanzando cursos me daba cuenta de que los compañeros que terminaban la carrera tenían muchas dificultades para encontrar trabajo de periodista en condiciones y encadenaban unas prácticas tras otras; mientras que yo ya llevaba años trabajando y cobraba por mi trabajo.
Eso sí: desde entonces tengo la pesadilla recurrente de que me todavía me falta una asignatura para terminar la carrera; más de una vez he tenido que buscar mi título de periodismo para asegurarme. Un título que, por cierto, no me han pedido en ninguna empresa en casi 20 años de profesión, pero que sigo guardando como un tesoro. Porque lo es.
Otra decepción fue que, al contrario de lo que pensaba, en la carrera de periodismo no te enseñan solo a escribir. Tuve que cursar un montón de asignaturas de radio y televisión (que no me interesaban lo más mínimo), diseño gráfico y maquetación, así como muchas materias de teoría de la comunicación, semiótica, etc. que entonces me parecieron aburridísimas. Además, el plan de estudios incluía lengua, historia, sociología, política, literatura y muchas más cosas.
Para ser sincero, todo lo que me enseñaron relacionado directamente con el periodismo lo podría haber aprendido en apenas dos años y, en cuanto a las materias relacionadas con la redacción, con un solo curso me hubiese bastado.
Pero, con el paso de los años, estoy muy contento de haber tenido que estudiar todas estas asignaturas que no tienen nada que ver aparentemente con el periodismo. Porque me han permitido obtener la cultura general que es imprescindible para poder ejercer el periodismo sin hacer el idiota, y que se podría resumir en el siguiente aforismo: «No sabes nada de un montón de cosas; de modo que, antes de escribir sobre algo, haz el favor de documentarte un poco».
Los periodistas somos nuestros peores enemigos
A medida que pasan los años, me siento más orgulloso de la carrera que elegí y del privilegio de haber recibido clases de profesores como Santiago Ramentol, Xavier Giró, Enric Marín i Otto, Magda Oranich, Joan B. Culla, Lluís Rodríguez Pi y un largo etcétera. ¡Y eso que nos reíamos de ellos y los poníamos de vuelta y media por anticuados y por faltar a clase!
¿Que la carrera no es perfecta? Desde luego, yo también tuve que usar un tipómetro y editar vídeos en un formato que hacía décadas que estaba en desuso (unas enormes cintas que se introducían en una gigantesca consola parecida al puente de mando de la nave Star Trek).
¿Qué estudiar periodismo no sirve para nada? No estoy de acuerdo: yo me gano la vida con lo que aprendí en esos cuatro/siete años, y muchas cosas que pensaba que eran una bobada han resultado ser muy útiles en mi trabajo. Desde luego, no te enseñan a trabajar como se hace en el día a día de las empresas, pero… ¿qué carrera lo hace?
Sin embargo, las oportunidades de aprender están ahí para quien quiera aprovecharlas. No se trata de buscar las asignaturas o los profes más “fáciles”, sino de elegir retos que te motiven y te formen como profesional. Ya no estamos en el colegio, a la universidad se viene a aprender, no a pasar de curso, porque un título ya no garantiza nada en la vida…
Con los años me he dado cuenta de que los periodistas somos nuestros peores enemigos. No conozco ninguna otra titulación en la que profesores y alumnos te digan desde el primer día que lo que estudias no sirve para nada.
Mis amigos ingenieros se sienten ufanos de todo lo que tuvieron que estudiar; mis amigos abogados presumen de la cantidad de textos legales que memorizaron; mis amigos enfermeros sienten un orgullo de colectivo que ya me gustaría para los periodistas… ¿Pero qué nos pasa? Estudiamos la carrera con la que mucha gente sueña desde pequeños y trabajamos en uno de los sectores más apasionantes y con más futuro que existen: la comunicación.
Tenemos la posibilidad de hacer mil cosas diferentes para ganarnos la vida y usar las últimas tecnologías y herramientas. ¿Qué los comienzos son difíciles? Desde luego, pero también son grandes las posibilidades a nuestro alcance. ¡Aprovechémoslas!
¿Qué estudiaste para ser redactor freelance? ¿Te ha servido para tu trabajo?
Redactor Freelance
29 julio 2019 at 07:45Depende del tipo de editorial y del puesto, Laura. Yo he trabajado en editatoriales de revistas y estaban llenas de periodistas. Para editoriales de libros pueden ir más buscados perfiles como filólogos, pero todo depende de la tarea a realizar. También te digo que hoy en día las editoriales recortan puestos existentes más que crear nuevos.
Laura Carmona
26 julio 2019 at 20:11Con la carrera de periodismo , ¿ves posible trabajar en una editorial?
Redactor Freelance
10 abril 2017 at 10:16Hola Paula:
gracias por compartir tu opinión.
Precisamente hace poco publiqué un post sobre el trabajo de redacción freelance en Venezuela:
redactorfreelance.com/2017/03/trabajo-redactor-freelance-en-venezuela.html
¿Qué te parece la visión del asunto que da el compañero Héctor Escalante?
Saludos,
Roger
un tinto de verano, por favor
6 abril 2017 at 13:46Hola, yo soy venezolana y estudiante del último semestre de Comunicación Social, mención Desarrollo Social. Vivo en un país dictatorial donde no existen oportunidades para superarse; sin embargo, nunca me he arrepentido de mis estudios en la facultad. En Venezuela predomina la censura y ningún medio nacional transmite lo que estamos viviendo, sino que tenemos que recurrir a los medios digitales, porque lamentablemente los canales televisivos internacionales acá no existen. Los dueños de la censura se apoderan de nuestras voces. Autocensurar o recurrir a la condescendencia son las opciones que le quedan a los medios de comunicación en Venezuela.
Hoy más que nunca, mi país necesita de periodistas que documenten lo que un día llegará a ser cátedra.
Y aun cuando solo me falta ir para acto de grado, mi carrera me ha abierto puertas en la web. Los C.S tenemos muchas competencias que nos diferencian de los que no se han preparado para esto. No curamos personas o construimos edificios, pero sí analizamos actos comunicativos y nos hemos capacitado por muchos años para evitar vicios en el lenguaje.
Ser redactora SEO me ha funcionado- de una u otra forma- para expandir mis conocimientos en el área digital y emprender.
Redactor Freelance
4 abril 2017 at 07:42Licenciada en Relaciones Públicas, ¡me parece muy interesante! Creo que en España las RR. PP. son una de las especialidades de Ciencias de la Comunicación, que incluyen también periodismo como estudié yo y comunicación audiovisual. También te digo que, al menos en España, hay mucho trabajo para los profesionales de relaciones públicas, tengo varias agencias de este sector que están entre mis mejores clientes. ¡Saludos!
Unknown
3 abril 2017 at 18:29Hola, yo soy Licenciada en Relaciones Públicas graduada en una universidad pública de Buenos Aires y la verdad que mi profesión me ha servido mucho para ser redactora de contenidos actualmente. Pude aplicar las nociones de comunicación corporativa a otros ámbitos de la vida profesional, incluso la online.
Saludos desde Argentina,
Lucia
Redactor Freelance
3 abril 2017 at 15:31Hola Patricia:
Se ve que es una pesadilla recurrente, jajaja
En serio: ¿te puedes creer que no dejé de tener ese sueño casi cada semana hasta que no colgué el título de la pared de mi despacho, como si fuera un dentista? ¡Desde entonces, desapareció!
Filología era mi tercera opción si no podía entrar en periodismo. Antes me planteé derecho, que también me atraía. Además, todos los abogados que conozco escriben estupendamente.
Un saludo y un beso para tu nene,
Roger
Unknown
3 abril 2017 at 14:41Pensé que solo yo soñaba de vez en cuando con que me faltaba una asignatura para acabar la carrera. Desde luego, me he reído mucho con eso.
Yo estudié Filología Hispánica en la Autónoma de Madrid. Afirmo rotundamente que el saber no ocupa lugar. También que ver un idioma desde todos los ángulos te capacita para dominarlo como instrumento de trabajo y ser un redactor decente.
Luego, leer, leer y leer… Y escribir, escribir y escribir. Practicar, como le digo a mi hijo.
Un saludo.
Patricia Martínez.