Llevo dedicándome al marketing digital cosa de tres años y cuando llegué las cosas eran muy distintas a lo que veo ahora. Todo lo que expongo en este artículo es una opinión totalmente subjetiva. Para formarla me he basado en lo que he ido viendo a lo largo de mi periplo en el marketing online, en el que me ha dado tiempo a trabajar de consultor SEO, de redactor y de copywriter.
Dicho esto, ¿a qué me refiero con que el SEO ha muerto y el futuro será nuestro? Lo que quiero decir es que los redactores cada vez seremos más imprescindibles para que una página sea tenida en cuenta. Para ello, debemos tener en cuenta que Google se encuentra actualmente en pleno proceso de aprendizaje. ¿Y cómo aprende Google? Lo hace sobre todo con el contenido de las páginas y con las imágenes.
Cuando hacemos una consulta, Google nos muestra diez resultados orgánicos en la primera página y entramos en el que queramos. Tenemos la opción de irnos nada más entrar cerrando la pestaña, volver a la página de búsqueda para elegir otro resultado o quedarnos navegando en la web.
Google premia o penaliza la página en función de nuestro comportamiento. Si entiende que nos ha gustado la primera página en la que hemos entrado, premia a esa página. Si hemos salido nada más entrar, la penaliza. Si solo lo hace un usuario da igual y no importa, pero varios miles comportándose de la misma forma sí que son una razón de peso para el buscador más utilizado del mundo.
¿Y qué pasa si además, Google conoce un poquito a los usuarios que realizan estas acciones?
Hoy en día estamos inevitablemente conectados a la red. Nuestros teléfonos delatan lo que nos gusta ‒y con ello, lo que nos deja de gustar‒, nuestra localización, los sitios a los que vamos o los escaparates en los que nos detenemos a mirar. Ya puedes tener los permisos desactivados, que con que tengas una app mínimamente descontrolada, estás en el ajo. Y como además navegues con Chrome o con tu cuenta de Google iniciada, lo que ves en el ordenador también se queda registrado.
Ahora supón que Google monitoriza todas estas cosas y las ensambla. Que se crea un perfil de nuestra persona y que lo va perfeccionando con el paso del tiempo. Nuestras acciones, las páginas que visitamos, lo que buscamos en Maps, los vuelos que miramos para irnos de vacaciones, los periódicos en los que pasamos más tiempo, las personas con las que estamos, los mails que recibimos…
Google nos conoce mejor de lo que suponemos y, con esta información añadida, nuestras acciones tras realizar una consulta en el buscador tienen mucho más valor para ellos.
Nosotros ‒vosotros los lectores y yo‒ no somos muchos y total, podemos pensar que poco va a aprender. Es como el que no va a votar porque se cree que no va a cambiar nada. Pero Google sabe que Internet es un recurso cada vez más socorrido por el mundo y que el empleo de los teléfonos móviles va a más. Así que saca todo el partido que puede y nos tiene en cuenta a todos.
El año pasado, «todos» se tradujo en dos trillones ‒americanos‒ de búsquedas según Search Engine Land. Los trillones americanos llevan doce ceros después del uno. ¡Imaginad lo que estamos enseñándole a Google con nuestra actividad en la red!
¿Sabes qué son los captchas? Se trata de esas imágenes que te aparecen al registrarte en un servicio online y que sirven para comprobar que eres un humano y no una máquina. O al menos eso dicen…
Por que resulta que los captchas, además de para repeler a los bots, también sirven para que Google aprenda a leer imágenes.
Supongamos que estamos navegando por un sitio y nos salta un captcha con un número de portal, en este caso el 8 de color blanco sobre fondo azul. Entonces le decimos que es un 8. Luego va otro usuario y con el mismo captcha dice que es un 8. Bien, coinciden. Pero luego llega un tercero y dice que es un 6; experimento fallido.
En cambio, si vamos diez usuarios distintos y decimos que es un 8, Google se guarda la respuesta. Para esa foto, diez personas de carne y hueso han dicho que es un 8. Ahora Google repite este experimento con varias decenas de miles de grupos cada día y el mismo 8 el captcha lo muestra desde otro ángulo. Repite, repite, repite… Y cada vez que valida, aprende.
Aprende que estas combinaciones de profundidades de píxel que componen las imágenes que salen por nuestras pantallas es lo que nosotros llamamos «número 8».
Multipliquemos los captchas que salen cada día por los días que lleva Google dominando Internet (¡Y los que quedan!). Y ahora añadamos fotos distintas en el captcha: ¿a que os ha saltado alguno pidiendo que digáis cuáles de las siguientes fotos son tiendas? A Google o a la empresa del captcha que le venda los datos a Google le trae sin cuidado que aciertes o no, pero hagas lo que hagas los datos se registran para, llegado el momento, obtener conclusiones.
¿Y quién sino Google podría tener recursos para obtener estas conclusiones? En definitiva: está aprendiendo a leer imágenes, que ahora tira de la etiqueta ALT y los SEO se lo ponemos difícil contando mentirijillas.
Con todo este aprendizaje, Google se encamina hacia el entendimiento total. Llegará un momento en el que cogerá una web y sabrá analizarla de arriba a abajo. Sabrá qué está mal escrito, por qué una imagen está ahí, qué quiere decir el texto y si este está escrito para un fin distinto al de satisfacer las consultas de los que llegan a la página a través del buscador.
Cuando llegue ese momento, el mejor mensaje será el ganador. Dos páginas podrán ofrecer una respuesta cuyo fondo sea igual de válido, pero la que tenga el mejor contenido será la que gane a la otra, aunque esta segunda esté muy bien optimizada. Entendamos mejor contenido como el mejor presentado y focalizado en satisfacer la consulta.
¿Y quién escribe los contenidos mejor que nadie? Sobre el papel, valga la ironía porque somos digitales, nosotros.
Llegados a este punto, cuando escribamos un contenido no tendremos que optimizarlo como ahora. No hará falta incluir las palabras clave en los puntos estratégicos, ni dotarlo de links internos o externos, ni poner fotos con el ALT prostituido, ni densificar más de la cuenta haciendo que perdamos naturalidad….
Ahora se optimiza de forma diferente a hace tres años, y de aquí a otros diez habrá que ver qué nos pide Google para ser el primer resultado orgánico. Un primer resultado orgánico, vaya por delante, que puede que no se parezca en nada al de hoy en día, que ya aparece tras cuatro anuncios de AdWords y el pack local en búsquedas locales.
Dejé la empresa en la que estaba para montármelo por mi cuenta porque creía que la muerte del SEO más tradicional estaba en pleno proceso y lo sigo pensando. El posicionamiento web como se conocía hasta la fecha se muere despacio, pero está en ello.
Los indicios que me llevan a pensar eso son los siguientes:
Cada vez que buscas en Google, además de los resultados «naturales» de tu búsqueda, aparecen algunos anuncios en la parte superior de la página. Al principio solo eran uno o dos anuncios. Luego se pasó a tres y desde hace un par de años se han convertido en cuatro. Yo ya tenía la firme sospecha de que algo pasaba con el posicionamiento orgánico cuando estaba en la empresa, y de repente un compañero nos dice: «ojo, habemus cuarto anuncio».
Fijaos: haced una consulta en Google y si esta puede desembocar en una acción de la cual el anunciante saque algún provecho, tendremos cuatro anuncios en las narices:
Cuatro anuncios y, además, un fantástico pack local para seguir hundiendo el SEO más convencional.
Conclusión: los resultados de búsqueda naturales, en los que influye el SEO, cada vez tendrán menos importancia. Como Google no gana dinero con ellos, los relega. En cambio los anuncios, por los que Google cobra dinero, se imponen cada vez más en las páginas de resultados.
Si a Google se le ha metido entre ceja y ceja aprender a entender, una de las premisas es que en el lenguaje contamos con palabras que tienen dos o varios significados. Los bancos son para sentarse, para sacar dinero o para que se pongan los moluscos, por ejemplo. Las margaritas son las flores que deshojamos para ver si nos quieren o el cóctel de tequila y triple seco. Si sigo no paro.
Por ello, para que en estos momentos un texto posicione mejor, Google nos insta a que lo semanticemos. Es decir que, si hablamos de bancos, nombremos explícitamente términos como «dinero», «billetes», «préstamos» y demás si queremos referirnos a los establecimientos. Si queremos hablar del de sentarnos, «respaldo», «asiento», «parque», «descanso», «madera» o «piedra» ayudarán a entender a Google a qué nos estamos refiriendo.
Este fenómeno es lo que se conoce como palabras LSI, las Latent Semantic Indexing. Dicho para que lo entendamos: palabras semánticamente relacionadas.
Conclusión: Google quiere que seamos más naturales escribiendo. Que no optimicemos de forma tan agresiva un texto, sino que le «ayudemos» a entenderlo. Eso nos beneficia, ¿no?
Hagamos una búsqueda cualquiera y veamos lo que devuelve Google:
¡Ojo! Mirad las búsquedas relacionadas. Ya sabe que a las combas para saltar también se les llama «cuerdas» en España, que están relacionadas con el crossfit y el boxeo y que las venden en Decathlon o en El Corte Inglés.
A ver, esto Google lo ofrece por lo que está aprendiendo de nosotros que decíamos antes, y porque sabe que estos términos también generan búsquedas entre el conjunto de usuarios. Cuando el SEO siga evolucionando, estas sugerencias de relacionadas se centrarán en nuestro usuario exclusivamente. Si sabe que somos unos grandes consumidores de Decathlon, en vez de solo «comba crossfit decathlon» también aparecerán cosas como «comprar comba decathlon», «combas decathlon», «mejores combas decathlon» y demás.
Conclusión: Google ya sabe lo que queremos basándonos en nuestra consulta y nos sugiere alternativas de la misma familia semántica para que afinemos más si no hemos encontrado nada en la primera página.
Las búsquedas por voz han llegado a nuestras vidas y nos gustan. Es comodísimo coger el móvil y decirle a Google «mejor restaurante de Barcelona» en vez de introducirlo a mano.
También se sabe que hablamos de una forma distinta a la que escribimos. Esto está consiguiendo que el SEO mute hacia un paso intermedio entre la situación hace un tiempo y la que creo que alcanzará en unos años.
En EEUU Google está más avanzado y hace cosas como decirte cómo llegar hasta tu casa si se lo preguntas desde cualquier lugar, y lo hace porque sabe cuál es tu casa y en qué lugar estás en el momento de hacerle la consulta por voz.
No quiero extenderme demasiado sobre este tema; creo que está bien explicado en este artículo sobre las búsquedas por voz.
Conclusión: las intenciones de nuestras búsquedas serán las mismas, pero la forma de formularlas, no. Tendremos que adaptarnos y para ello, nada mejor que semantizarnos al responder las preguntas que nos hagan al buscar en Google.
Para finalizar con mis premisas voy a por el famoso planificador de palabras clave de Google, ese al que tantos copywriters hemos recurrido para sacar las keywords que más convenía utilizar.
Cuando hacía SEO para hoteles en la empresa en la que trabajaba hace un año, normalmente obteníamos cosas como «hoteles en salamanca», «hoteles salamanca», «hoteles en saalmanca», «hoteles en salmanca» y demás. Es decir, todas las personas que buscaban estas expresiones querían obtener lo mismo, pero varios miles lo ponían de una manera, otros miles de otra y varios cientos se equivocaban al escribir.
Antes de que dejara la empresa, Google empezó a agrupar estas palabras como si fuera una familia. Ya no había 10.000 búsquedas de una palabra, 4.000 de otra y 600 de otra; había 14.600 de la familia entera, y si buscábamos en el planificador «hoteles saalmanca», nos devolvía que «hoteles en salamanca» tenía 14.600 búsquedas.
Esto es un ejemplo y no es exacto. Nos salieron varios casos como el que cuento y no dudo de que irá a más.
Mirad:
Conclusión: Google está empezando a dejar las búsquedas exactas de una palabra clave; ahora da las de su familia más directa. Está aprendiendo a discernir los errores… Y a corregirlos.
Y entonces… ¿ya podemos empezar a ignorar el SEO en nuestros artículos?
Termino el artículo pidiéndoos paciencia. Aunque Google aprende rápido, para llegar a la web semántica o web 3.0 aún falta mucho y cuando llegue, el algoritmo necesitará seguir perfeccionándose para que un contenido de calidad que resuelva las consultas aparezca por encima de un contenido de mala calidad pero mejor optimizado para SEO, como ocurre ahora.
Llegados a ese punto, podremos olvidarnos por fin del maldito SEO y centrarnos en lo nuestro: escribir contenidos de calidad que atraigan a los lectores, les enganchen y les resulten útiles. ¿Esa es la idea, no?
¿Qué te parece? ¿Crees que en el futuro los textos bien escritos serán más importantes que los textos optimizados para Google?
Soy Joan Marco, redactor de contenidos y copywriter especializado en empresas turísticas 3.0. Me puedes encontrar en la página «Joanmarco.com» o en mis redes sociales. ¡Nos vemos allí!
Patricio
4 marzo 2018 at 10:01No es el mejor de los escenarios, la verdad. Por suerte o por desgracia, resolveremos la duda en los próximos años. Las cosas van muy rápido.
Saludos.
Unknown
3 marzo 2018 at 00:31Pues ojala que tus predicciones sean reales,porque a mi me parece que cada vez google va de mal a peor. Y más con eso de que toca poner el navegador en incognito, o borrar las cookies para poder conseguir resultados de búsquedas acordes, o en última instancia usar duckduckgo.
Pero que Google te oiga, y que se llegue el día en que busquemos "trabajo para redactores" sin que aparezcan esos resultados de páginas y anuncios basuras.
Saludos y gracias por el artículo.
Redactor Freelance
2 marzo 2018 at 10:35"yo Tarzán, tú Chita" qué bueno jejeje! Te entiendo perfectamente, Luisa María.
Me he visto en las mismas discusiones surrealistas con algunos clientes.
Respecto a Google y compañía: temerlas igual no, pero sí que conviene no olvidar que se trata de empresas enfocadas a ganar dinero con la información que obtienen de todos nosotros.
Y lo que ya saben de cada usuario de Internet sí que da miedo!!!
Redactor Freelance
2 marzo 2018 at 10:32Sin ser un experto en SEO (por eso prefiero dar voz a los especialistas en el tema como Joan), Creo que son dos tendencias distintas pero estrechamente relacionadas.
Por un lado Google está dando cada vez más relevancia a los anuncios pagados (SEM, es decir, si no pagas no sales en las primeras posiciones).
Por el otro lado, en los resultados "naturales" (SEO), está mejorando su capacidad de reconocimiento del lenguaje natural para evitar tener que recurrir a técnicas SEO muy artificiales (y que mucha gente usa para intentar "engañar" al buscador).
Me temo que, de seguir así, en el futuro será casi imposible aparecer en la primera página si no pagas… 🙁 Y para lograrlo, se valorará más el contenido de calidad que los truquitos de SEO.
Esta es mi opinión, por ahí creo que van a ir las cosas. ¡Saludos!
Patricio
1 marzo 2018 at 07:42Hola.
Pues yo llevo una temporada leyendo declaraciones en sentido contrario, y no es que me agrade, la verdad. Estoy viendo a especialistas en SEO señalando que el mantra de que «el contenido es el rey» está pasando de largo. Puedes tener un contenido extraordinario pero, si no le trabajas el SEO, no lo va a leer nadie. Mientras, un texto medianamente legible (que no bueno) y no especialmente rico en contenido puede estar muy por delante del tuyo porque se trabaja el SEO con fuerza. Cuando se trata de tu blog personal que solo se dirige a tus cuatro gatos de siempre, quizá no importe. Cuando se trata de una web profesional, ahí ya sí escuece.
Y ambos artículos todavía estarían por debajo de los anuncios de pago. Los resultados de búsqueda cada vez tienen más contenido intrusivo, anuncios y accesorios. Viendo esto, me sorprende un poco que se extraiga como conclusión que la redacción será más importante, cuando, en realidad, es un indicio de que lo que importa es pagar, no lo bien que hayas escrito.
Supongo que redactores, seos… cada uno barre para su casa declarando la muerte del contrario, cuando quizá solo estemos en los primeros balbuceos de un nuevo especialista, que vendría a ser un «informático de las letras». No como «soy redactor obligado por las circunstancias a aprender SEO» ni «soy un seo que quiere escribir mejores textos», sino como un profesional que ya viene naturalmente integrado de casa.
Sin embargo, este especialista que todavía está en pañales podría no llegar a crecer nunca. Lo digo porque, que Google aprenda a leer, a interpretar el sentido interno de los textos, me parece que choca directamente con los intereses tanto de los redactores como de los especialistas en SEO. Si Google aprende a leer, aprenderá a escribir. Y ese contenido sí que será el rey y chimpón.
Saludos.
Luisamaría Suárez
28 febrero 2018 at 19:25Señores, el artículo les quedó épico… pero no tienen idea de lo que me he reído con sus ocurrentes comentarios, "apodos" y anécdotas… Un millón de gracias, ¡Qué maravilla!
El año pasado un amigo y yo trabajamos para un cliente que nos hizo la vida triste a punta exigir que le pusiéramos palabras claves dadas por él en sus artículos de turismo. Y las mismas eran unas frases algo largas y sin sentido que hacían que la forma de hablar "yo Tarzán, tú Chita" fuesen más coherentes en el texto que eso… Mis ojos sangraban cada vez que debía redactarle algo. Y los de mi pobre colega ni se diga.
He podido percibir esos cambios en Google. Por un lado es fabuloso, finalmente se está tomando en cuenta a quien de verdad se esmera por entregar contenidos de verdad, de calidad, y no cualquier tontería llena de palabras claves resaltadas que no aportan al lector. Por el otro, da como miedito ver el alcance predictivo y de auto-aprendizaje que tiene. No he visto Ex-machina (ya me causó curiosidad), pero ver como nuestras vidas enteras quedan almacenadas digitalmente (hasta el más mínimo detalle) me recuerda a una película viejita llamada "The Net" con Sandra Bullock… Qué fácil es hoy día saber prácticamente TODO sobre una persona.
Así que, en cuanto al progreso de Google… ¿Hay que agradecerle, o más bien temerle? LOL
Saludos, su trabajo es estupendo. Mis respetos.
Joan
28 febrero 2018 at 12:20Qué bien entrar aquí y leer estos comentarios; gracias por la molestia, Marta. Ex-Machina es un peliculón de lo más perturbador; a la que nos demos cuenta nos vemos en las mismas, ¡jajaja! Queremos que aumente la inteligencia de Google, pero que no se pase hasta el punto de suceda lo de la peli.
¡Gracias a ti por tus palabras!
Joan
28 febrero 2018 at 12:18Muchas gracias por el comentario y tus palabras, Ricardo.
Toda la razón del mundo, y con lo de los enlaces también. Ahora bien: ¿qué pasará cuando una mente humana (entendiendo que la inteligencia artificial de Google irá sofisticándose) entre en un post de un medio online con muchísimo tráfico y vea cuatro enlaces a cuatro webs distintas, a cuatro páginas estáticas de venta de servicios o productos? ¡Risas!
Joan
28 febrero 2018 at 12:16¡Gracias por tus palabras! Me subo al carro de los que no hemos escrito lo que hubiéramos querido porque teníamos cierta influencia anti-natural detrás. A ver si poco a poco nos van dejando más margen a los que nos encargamos del contenido.
Lo que comentas, Roger, es de risa, ¡jajajaja! Remíteles la captura del planificador de AdWords, o diles que hagan pruebas poniendo ejemplos como elq ue comentas y que vean que ya da exactamente igual. Sin ir más lejos, "copywriter" y "copywriting" piensa que son la misma cosa… Y eso que en este ejemplo está mal el aunar esos conceptos. Ya irá espabilando.
Joan
28 febrero 2018 at 12:13No puedo estar más de acuerdo con los dos, y me alegra que menciones el SEO copywriting. Yo este lo concibo como la suma de un concepto y otro, donde el copy tiene más peso que el SEO porque recibir tráfico me parece más sencillo (puedes pagar) que conseguir vender (a ver a quién pagas para que te compre).
Como bien dices, hay todo un mundo SEO detrás y los contenidos son una parte de él. Al final todo se dirige a lo mismo: que el usuario entre en una página que le ayude a encontrar lo que andaba buscando. El content es una herramienta para ofrecer esa solución: la parte más visible. Lo que haya por detrás ya no es cuestión solo de SEO, sino de usabilidad y funcionamiento…
El sitemap debería ser para ayudar a Google, no para tratar de manipularlo;
las redirecciones deberían existir por cuestiones de funcionamiento, no de posicionamiento;
la arquitectura debería ser buena por cuestiones de usabilidad, no por tener capacidad de atraer más tráfico al poder separar bien las keywords potentes;
y así, un largo etcétera en el que si nos metemos, no salimos hasta 2020.
Todo esto, sin duda, seguirá estando ahí. El cómo se correlacione con el contenido es otro cantar que iremos viendo con el paso del tiempo.
¡Gracias por tu comentario!
Joan
28 febrero 2018 at 12:02Hola Inma,
en efecto, el SEO es asesinado una y otra vez pero realmente nunca muere. ¡Y lo que le queda! El post solo habla de los pasos que está dando Google y de cómo puede acabar el asunto, presumiblemente. Evidentemente, factores como los links entrantes no se irán jamás (NUNCA aceptaría que los links naturales dejaran de ser tenidos en cuenta), aunque si Google pilla los que son de pago… Y a poco que espabile, los pilla seguro. Los vemos nosotros, ¿no los acabará viendo él?
Experimentar es lo mejor, ¡sin duda! La teoría está bien, pero ponerla en práctica y ver resultados es todavía mejor. Lo que pasa es que hay cierto nivel de ambigüedad por ahí metido que a veces obtener una respuesta definitiva y concluyente del porqué de algo es una tarea de lo más complicada.
En fin: estoy de acuerdo con Roger en lo de que hace falta cuanto antes que Google aprenda a interpretar bien los textos que se escriben. Llegado el momento creo que los que nos dedicamos a estos nos veremos beneficiados.
¡Saludos!
Joan
28 febrero 2018 at 11:49¡Jajajaja! "Trabajo" no habría tenido sentido; ese sistema comunista tan particular no es compatible con la competencia que exige el SEO de hoy.
Joan
28 febrero 2018 at 11:48Eso es, Roger. Google se encargará de que los anuncios no desaparezcan. Y sí, lo de Facebook no tiene nombre… Pero ahí no entiendo mucho y no quiero entrar. Me sé de una copy que sí que pilota del tema. A ver si cuando la vea se lo sugiero y le da caña al tema.
Redactor Freelance
28 febrero 2018 at 11:07Me estaba imaginando qué hubiese pasado si el SEO existiera en la época dorada del periodismo en el siglo XIX… En lugar del célebre "J'accuse", Émile Zola hubiese tenido que titular su artículo con algo del estilo "Cinco razones sorprendentes por las que Alfred Dreyfus es inocente" o algo así… 😉
Redactor Freelance
28 febrero 2018 at 10:58No he visto Ex-machina, Marta, pero me la apunto porque me encanta la ciencia ficción. Me alegra que hayas disfrutado con el artículo de Joan, es realmente interesante y me encanta que haya invitado a la reflexión en este creciente hilo. ¡Saludos!
Redactor Freelance
28 febrero 2018 at 10:53Tienes toda la razón, Ricardo, parece que últimamente el "mantra" es el linkbuilding y ahora todo el mundo va como locos comprando enlaces en sitios de calidad, aunque sea para apuntarlos a sitios y contenidos que no son de calidad… ¡Una locura!
Redactor Freelance
28 febrero 2018 at 10:51Te entiendo perfectamente Lorena, yo también he tenido que sacrificar titulares preciosos y originales en aras del puñetero SEO. Y lo de quitar las "stop words" para poner por ejemplo "imprenta Valencia" es de traca. Aún me toca explicar a algún cliente que Google ignora las preposiciones y otros elementos y entiende perfectamente que "imprenta en Valencia" es lo mismo que "imprenta Valencia"… 🙂
Redactor Freelance
28 febrero 2018 at 10:46Totalmente de acuerdo con los 2 "mantras" que citas. Yo añadiría que las técnicas de SEO que afecten al planteamiento del contenido editorial no son positivas, porque limitan la capacidad expresiva de los redactores (me refiero a cosas como tener que mencionar la palabra clave en el título, primer párrafo, ladillos del texto, etc.)
Por suerte, creo que como plantea Joan, Google está evolucionando hacia un SEO más natural que no requiere tener que "señalarle" tan descaradamente de qué trata un texto y cuáles son los conceptos clave que debe indexar… ¡Veremos con el tiempo!
Unknown
28 febrero 2018 at 08:21Hola Joan, Hola Roger, solo deciros que ha sido un placer empezar el día leyendo este artículo. Me ha parecido revelador, muy interesante y encima está magníficamente redactado.
Yo estoy con Joan al 100%: creo que la vida inteligente basada en el sílice (no orgánica, es decir) aprende tan rápido que terminará siguiendo estas pautas. ¿Habéis visto la película Ex-Machina? es un claro ejemplo de cómo aprenden y lo que aprenden.
¡Enhorabuena y gracias a los dos!
Ricardo Botín
27 febrero 2018 at 20:18Enhorabuena, Joan, por tu artículo.
Y muchas gracias a Roger también por traerlo a su blog, ya que Joan va a dar mucho que hablar en el futuro. Básicamente porque tiene las ideas muy claras y no es un vendehumos.
La concepción negativa del SEO viene causada por unos cuantos años de desmanes de los expertos en SEO (sobre todo black hat). Por eso ahora nos parece que el SEO es algo negativo, como si fuese el "reverso tenebroso de la Fuerza".
Se han dado casos de expertos que han manipulado los resultados para su propio beneficio. Y eso no es bueno, porque nadie quiere encontrar resultados de mierda, poco relevantes, en sus búsquedas.
A mí no hay cosa que más me fastidie, cuando busco en Google, por poner un ejemplo, una receta de cocina, que los 5 primeros resultados sean de SEOs que han contratado a un redactor mediocre y le han pagado una miseria por copiar una mala receta que no le interesa a nadie, con la intención de sacar dinero en AdSense.
Cuando yo busco una receta de un plato, quiero que Google me ofrezca resultados que realmente me indiquen cómo tengo que hacer esa receta. Y me parece justo que el que se lo ha currado, y ha publicado en su blog esa receta que proporciona un contenido mejor que el resto, se le premie económicamente por sus contenidos vía AdSense.
Desde este punto de vista, me alegro de que el SEO se esté muriendo.
Sin embargo, a igualdad de contenido de calidad, hay ciertos indicios que creo que Google va a seguir usando durante mucho tiempo para primar a determinadas páginas.
Me refiero a los enlaces entrantes.
Cuando Google duda si mostrarte una u otra página, al final sigue confiando en una antigua máxima: es más relevante, tiene mayor autoridad, el que más enlaces entrantes tiene hacia su web.
La realidad es que esto no es así: al final los que más enlaces entrantes tienes son los que más han gastado en linkbuilding. Y creo que esto no va a cambiar a corto plazo, al menos desde mi punto de vista personal. Lo digo porque tengo un par de clientes con mucho dinero para invertir que se están gastando un pastizal en linkbuilding y en SEO, y parece que los resultados que obtienen son buenos.