Para empezar he de decir que, aunque trabajo en casa, procuro seguir un horario “de oficina”: nunca trabajo por las noches e intento descansar los fines de semana. Esto me permite ser más efectivo y me facilita relacionarme con el resto de la gente que trabaja fuera de casa. Por lo tanto, la imagen romántica del freelance que se despierta a mediodía y luego trabaja hasta altas horas de la madrugada no va conmigo; yo sigo un horario estructurado como haría en cualquier otro trabajo.
Por la mañana, adelantar trabajo
Normalmente, de lunes a viernes me levanto entre las 7:30 y las 8:00 de la mañana. Tras ducharme, tomo un buen desayuno (imprescindible para empezar bien) y realizo algunos estiramientos para prevenir los problemas de espalda y de cervicales (¡parece una tontería, pero funciona!). A continuación, enciendo el ordenador y me dispongo a aprovechar el máximo mi jornada, que empieza entre las 8:30 y 9:00 de la mañana.
Lo primero que hago es descargar los e-mails recibidos a última hora de la tarde y durante la noche y leerlos en diagonal, seleccionando para leer enteros solo los más importantes (mensajes de los clientes) que puedan afectar a mis obligaciones para ese día.
A continuación, consulto mi calendario semanal de Google Calendar para recordar las tareas que tengo programadas para hoy. Antes de hacer nada más, cojo una libreta y preparo una planificación de las tareas del día. Identifico los asuntos más urgentes e importantes y los distribuyo a lo largo de la jornada en diferentes franjas horarias claramente acotadas. Aunque he probado varias herramientas y apps para freelance, esta planificación diaria prefiero hacerla en papel, a la vieja usanza.
Por ejemplo: de 9 a 11, redactar artículo para el blog del cliente “tal”; de 11 a 12 preparar presupuesto para cliente “Y”; etc. Como recomiendan los expertos, empiezo siempre por la tarea que exige más esfuerzo y dedicación, generalmente escribir algún artículo o documento que me han encargado mis clientes. Aunque resulta duro comenzar tan fuerte de buena mañana, es lo más aconsejable porque a esta hora es cuando tienes el cerebro más descansado y cuenta con más energías para pensar.
No llenes demasiado la planificación
Un consejo importante a la hora de hacer tu planificación de las tareas diarias: deja siempre algunas franjas libres para encajar los inevitables imprevistos. Por ejemplo, yo cada día dejo en blanco en mi horario las franjas de 13 a 14 h y de 18 a 19 h. Son horas que dedico a atender asuntos urgentes que surjan durante el día y si no sale nada, entonces las ocupo en leer y contestar mensajes y comentarios no prioritarios de los clientes y los lectores de mi blog. De esta forma, evito que cualquier imprevisto altere totalmente mi planificación y siempre tengo tiempo para esas tareas menos urgentes que también es necesario realizar, como documentarte, investigar clientes potenciales, formarte, esbozar proyectos, etc.
Por lo tanto, durante la mañana realizo las tareas de redacción que me han solicitado los clientes e intento no volver a consultar el e-mail hasta el mediodía. Así evito interrumpir constantemente mi trabajo y desviar mi atención sobre los proyectos en los que estoy trabajando, algo que me costó bastante tiempo aprender, pero que resulta muy eficaz. Como ya he comentado en anteriores ocasiones, también eludo en la medida de lo posible ir a visitar clientes o incluso atender llamadas telefónicas.
He comprobado que eso destroza cualquier planificación y la mayoría de las veces no resulta rentable el tiempo que inviertes en ello. De modo que si tengo que hablar inevitablemente con algún cliente, procuro dejarlo para la tarde, así al menos ya he aprovechado la mitad del día en caso de que la charla o la visita se alargue más de lo previsto.
Hacia las 13 h dejo lo que esté haciendo, reviso de nuevo el correo electrónico y adelanto algún asunto no prioritario si es preciso aprovechando el tiempo en blanco que he reservado. Luego me «obligo» a salir un momento para comprar el pan o lo que sea, con el fin de airearme un poco y ver la luz del sol, sobre todo en invierno, cuando los días son tan cortos. Después vuelvo a casa, como un menú ligero y sano y me echo una siesta de 15-20 minutos. Es un «lujo» que no me podía permitir cuando trabajaba fuera de casa y que me ayuda a recuperar las fuerzas y la concentración para resistir el resto de la jornada.
Por la tarde, cerrar temas
Hacia las 15-15:30 h reviso los últimos e-mails recibidos y vuelvo al trabajo siguiendo la planificación que hice por la manaña. Por la tarde es un momento en el que me siento más relajado y creativo, por lo que a menudo la dedico a las tareas que exigen más «literatura» como escribir artículos de opinión, textos publicitarios, posts de análisis, notas de prensa, etc.
También procuro acabar cada tarde algunas tareas o proyectos de los que he empezado durante el día. Leí no sé donde que terminar algunas de las cosas que empiezas cada día es la mejor forma de combatir el estrés, ya que psicológicamente te da la sensación de estar avanzando y de ser productivo. Estoy totalmente de acuerdo, a mí me ayuda cerrar temas a diario.
Sigo trabajando hasta las 18 h, entonces reviso por última vez el correo y contesto algunos mensajes si es necesario. A continuación dedico un rato a algunas tareas no programadas y por lo tanto no prioritarias, pero que vale la pena ir haciendo para tenerlas al día. O bien termino en este tiempo extra a alguna tarea urgente que no he podido acabar durante el día.
El momento de desconectar
Intento no alargar la jornada laboral más allá de las 19 h porque mi energía y mi capacidad de concentración ya están bastante agotadas. Tampoco trabajo de noche o los fines de semana, porque entonces la semana se hace interminable. Antes de dar por terminado el día y apagar el ordenador, reviso por última vez los e-mails que he recibido, contesto algunos, compruebo si he cumplido la planificación del día y apunto en mi agenda online las tareas pendientes para mañana. ¡Y se acabó!
Una vez he terminado mi jornada, me “obligo” a salir a la calle para dar un paseo, realizar algunas compras, etc. aunque no me apetezca o esté muy cansado. Después de pasar todo el día en casa, es necesario estirar las piernas y oxigenarse. Un par de veces por semana voy a la piscina a nadar para hacer ejercicio y evitar los problemas asociados al sedentarismo y al trabajo de oficina. Si no, pues doy un paseo con mi pareja, quedo con amigos para tomar una cerveza, hago compras, etc.
Cuando vuelvo a casa o por la noche, evito terminantemente volver a encender el ordenador o pensar en temas de trabajo. Como máximo, si algún asunto urgente ha quedado pendiente, consulto los e-mails desde mi teléfono móvil. Aunque tampoco lo recomiendo: hay muy pocas cosas que no puedan esperar hasta mañana, cuando estés más descansado.
¿Cómo es tu jornada de trabajo como freelance? ¿Se parece a la mía?
Esther Campusano
26 noviembre 2012 at 18:46Yo me levanto a las 8, desayuno y me voy a la biblioteca, desde allí trabajo mejor, en casa me entretenía mucho. Llego a la biblio a eso de las 9.30, comienzo a las 10 a currar, hago parada para comer y a las 19, 00 termino de todo.
Berta
6 noviembre 2012 at 10:47Hola, Roger. ¡Qué buen artículo, muchas gracias por compartir tus hábitos con nosotros! Yo me organizo el día de una forma bastante similar. Me despierto antes (sobre las 6.45) porque dos días en semana nado a esa hora (¡bendita voluntad!) y otros dos días voy a mi clase de flamenco a media mañana (no me la pierdo por nada), por lo que tengo que compensar y sacar horas de trabajo de donde sea. Lo del fin de la jornada no lo tengo tan conseguido, a veces me dan más de las 21.00 (normalmente porque he tenido interrupciones a media tarde), pero veo perfecto lo que comentas y es cierto que, a veces, trabajar ya cansada no hace más que embotarnos y no se obtiene un resultado de calidad. Tengo que aprender de ti el control del correo electrónico, aunque lo intento y algunos días lo consigo, necesito hacerlo muchísimo mejor, al igual que con mi trabajo en las redes sociales, que en bastantes ocasiones me atrapa y descentra más de lo debido. ¡Saludos!
Anónimo
5 noviembre 2012 at 10:05Fantástico artículo, muchas gracias.
Anónimo
5 noviembre 2012 at 09:19Felicidades, de gran ayuda como siempre muchas gracias.