Necesitamos la redacción inclusiva porque seguimos respondiendo «no» a estas preguntas. Redactar para incluir es mucho más que el tan debatido lenguaje inclusivo (que busca evitar el sexismo lingüístico). Es redactar textos alternativos para las imágenes, que las personas no videntes no pueden ver. Es incluir subtitulado en los videos para las personas sordas e hipoacúsicas. Es redactar sin expresiones racistas, sin angelizar a las personas con discapacidad, sin dar por sentado que una persona mayor necesariamente tiene nietos…
Generar textos accesibles y comprensibles es, a estas alturas, un deber profesional.
Por ello, agradezco a Roger García esta oportunidad de compartir lo que aprendí sobre lectura fácil, uno de los tantos caminos hacia la inclusión que editores, redactores y correctores podemos transitar.
Un poco de contexto
Guerra fría, psicodelia, minifaldas, The Beatles, movimiento hippie, Woodstock… Los años sesenta fueron revolucionarios en todo sentido y también lo fueron para el campo de la redacción. En esa década surgieron una teoría literaria y un método de escritura que pusieron, por primera vez, el foco en quien lee en lugar de en quien escribe o redacta. La teoría era la estética de la recepción y el método, la lectura fácil.
Redactor Freelance
4 junio 2019 at 07:16Buena pregunta. Yo creo que la lectura fácil es interesante como línea de servicio específica para determinados tipos de textos. Pero también contiene recomendaciones que podemos aplicar a los textos destinados al público en general. Estoy pensando por ejemplo en los Avisos Legales de las páginas web, que no hay quien los entienda.
Verónica Ruscio
3 junio 2019 at 20:40¡Hola! Gracias por leer.
Comparto tu preocupación en términos generales.
Sin embargo, la lectura fácil busca exactamente lo contrario: acercar los textos a lectores que, de otra manera, se sentirían excluidos. ¿Por qué una persona con algún problema de memoria (en una fase incipiente de Alzheimer) o con algún tipo de discapacidad cognitiva no puede disfrutar de la lectura? Con este apoyo, pueden hacerlo. Es más, son frecuentes los clubes de lectura que recurren a la lectura fácil.
La lectura fácil es más importante aún porque les da a sus destinatarios acceso a información sobre sus derechos. En mi país (la Argentina), la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos de la Nación creó una serie de cuadernillos con información sobre diferentes derechos en lectura fácil. De esta manera, por ejemplo, una mujer con síndrome de Down puede acceder a información clara y fácil de comprender sobre violencia de género. Y sin intermediarios. Otro caso: los inmigrantes que llegan al país y que no siempre hablan el español (una limitación transitoria) pueden conocer sus derechos fácilmente.
La lectura fácil apunta a un colectivo determinado de personas. Lo que le sirve a unos puede no servirles a otros. Lo notable es que se está empezando a considerar como destinatarios de los textos a personas que antes eran excluidas directamente. Eso es inclusión.
Saludos.
Verónica
Ericka Valenzuela Pizarro
3 junio 2019 at 19:09Verónica, hola:
Me encantó tu artículo. Lo leí detenidamente como docente de lenguaje y como redactora. Me trae recuerdos de mis tiempos de universidad, cuando estudiaba la teoría de la recepción.
Aplicado en ciertos contextos, tal como tú señalas, tiene mucho sentido lo de la lectura fácil.
Saludos desde Viña del Mar, Chile
Verónica Ruscio
3 junio 2019 at 16:16Hola, José. Un gusto.
Hay indicaciones que pueden coincidir, pero la lectura fácil va todavía más allá. En algunos casos, hay que desaprender lo aprendido en cuanto a redacción. Por ejemplo, en lectura fácil los párrafos tienen una sola oración. Y, en los cursos de redacción, ese tipo de escritura es desaconsejado: da la impresión de ideas sueltas, párrafos tan cortos parecen, en palabras de Daniel Cassany, «una lista desligada de ideas donde no pued[e] haber argumentos elaborados».
Con respecto a los sujetos de las oraciones, en lectura fácil importa más que no se confundan unos con otros, que el lector tenga siempre claro de quién se habla y, por ello, no se condenan las repeticiones cuando en la redacción en general, sí. En muchos casos, se trata de ayudar a personas que pueden concentrarse por muy poco tiempo o que tienen problemas de memoria. Entonces mejor pecar de reiterativos para ayudarlas.
Hay recomendaciones para lectura fácil que se pueden llevar a otros ámbitos y otras que no. Por eso antes de iniciar un proyecto de lectura fácil, es necesario identificar el público al que va destinado. Lo que puede ayudar a unos lectores puede no ser útil para otros.
Saludos.
Verónica
Anónimo
3 junio 2019 at 16:04La verdad es que me preocupa las repercusiones de este concepto en relación con Internet y la necesidad de escribir para gente que escanea con la vista y a la que tienes dos segundos para enganchar y 140 caracteres para explicar… Con la lectura fácil enfocada de esta manera no hubiera existido el Siglo de Oro Español ni James Joyce en la lengua inglesa, por citar algunos ejemplo. Yo opto porque cada quien escriba según su talento y su lector aparecerá si sus capacidades lo dejan…
Viajaynotepierdasnada
3 junio 2019 at 15:03Muy interesante esta publicación pero en definitiva,es lo que se recomienda hacer en el mundo del copywriter,no?
Gracias,un saludo.