Según datos de la OIT, antes de la invasión por parte de Rusia, Ucrania figuraba entre los países europeos con mayor penetración del trabajo online. Cerca del 3 % de la población trabajaba a través de Internet, en especial profesionales jóvenes que veían en el trabajo freelance una forma de complementar sus ingresos o acceder a mejores salarios. El copywriting era la actividad más popular entre los freelance ucranianos (23 % del total), que ejercían principalmente a través de plataformas de trabajo freelance internacionales.
El secreto del éxito del trabajo freelance en Ucrania se basa en dos pilares. Por un lado, el alto nivel educativo de la población general, pues el 65 % cuenta con estudios superiores y sus universidades incluso estaban asociadas al programa internacional de intercambios Erasmus. Por otro lado, su amplio dominio de idiomas: aunque el ucraniano es la lengua materna de casi el 70 % de la población, el 30 % habla también ruso y el dominio del inglés se extiende al 50 % de los jóvenes, además de ser una lengua vehicular en las mejores universidades del país.
Todo esto se vio truncado el 24 de febrero de 2022, como nos cuentan los freelance ucranianos que han colaborado en este reportaje, a pesar de las terribles dificultades que afrontan en su día a día.
Desde el inicio de la denominada “operación militar especial” de Rusia en 2022 (calificada más explícitamente como “invasión” y condenada inequívocamente como “agresión” por la Asamblea General de la ONU), 7,9 millones de ucranianos han abandonado el país, casi una quinta parte de la población.
Además, hay cerca de seis millones de desplazados internos, que se han trasladado a otras zonas del país huyendo de los bombardeos indiscriminados y los crímenes de guerra de los que la comunidad internacional acusa al gobierno ruso, como la masacre de más de 400 civiles en Bucha.
Es el caso de Oksana Lavri, una copywriter y content manager que también es traductora y da clases de español. “Mi marido y yo nos fuimos el 25 de febrero porque vivimos cerca de Kyiv (en las proximidades de Bucha). Para evitar sufrir la ocupación, nos marchamos al centro de Ucrania, donde estuvimos 3 meses. Cuando la región de Kyiv fue liberada, volvimos a casa”. Su casa es un apartamento que compraron recientemente y por el que siguen pagando una hipoteca, a pesar de la guerra y del riesgo de que sea destruido en cualquier momento por las bombas.
Una experiencia similar a la que ha vivido Dmytro Mamontov, un redactor creativo residente en Kotsiubynske (un suburbio de la capital, Kyiv) al que el inicio de la guerra le sorprendió mientras pasaba unos días con su familia en el oeste del país: “Había muy pocas esperanzas de que pudiéramos regresar. Sin embargo, nuestras valientes fuerzas armadas consiguieron expulsar al enemigo de la región de Kyiv. Volvimos a casa, pero pronto mi mujer y mis dos hijas se fueron a Estados Unidos, gracias al programa de ayuda ‘United for Ukraine’. Yo me he quedado aquí para trabajar y apoyar a mi país y a mi ejército en la medida de mis posibilidades”.
Otros freelance han optado por salir del país o estaban fuera cuando se produjo la invasión y ya no han regresado. Así le ocurrió a Taisiia Mendel, que combinaba su trabajo como auxiliar de vuelo con la redacción freelance. «Cuando Rusia invadió Ucrania, estaba de vacaciones en Portugal. Y decidí no volver a Ucrania hasta nuestra victoria, por razones de seguridad. En los primeros días de la guerra me sentía rota y perdida, y no sabía qué hacer a continuación. No podía volver a casa porque Kyiv había sido bombardeada, y la gente pasaba los días y las noches en los sótanos y en el metro. Toda mi vida, y casi toda mi familia, se quedaron en Ucrania. Estaba en un país extranjero y no tenía ni idea de cómo seguir con mi vida”. Desde entonces, ha residido en Georgia y Turquía, hasta establecerse finalmente en España.
Por su parte Vera Karimova, especialista en marketing de contenidos, consiguió salir del país el mismo día que empezó la guerra y, tras un periplo por Bulgaria, España y Turquía, actualmente vive en Estambul. «Cuando empezó la guerra, la mayoría de mis clientes eran de Ucrania, así que perdí todas mis fuentes de ingresos. Durante más de un mes, estuve desplazándome para huir de las bombas, ayudando a amigos y familiares a ponerse a salvo y buscando un lugar donde vivir. Seis semanas después de empezar la guerra, pude empezar a trabajar de nuevo”po
A pesar de las dificultades, el trabajo como freelance está suponiendo en muchos casos una válvula de escape ante la situación económica provocada por la guerra en Ucrania.
En este sentido, contar con clientes internacionales ha sido esencial, como explica Dmytro: “Antes de la guerra, trabajaba de forma remota para una startup orientada a los mercados estadounidense y europeo, así que pudimos mantener la colaboración. También conseguí nuevos clientes del extranjero, por ejemplo una agencia creativa con sede en Omán. Así que, básicamente, mi adaptación ha consistido en pasar de clientes locales a clientes extranjeros”.
En el caso de Taisiia, el trabajo freelance ha supuesto una alternativa laboral que le ha permitido seguir adelante tras dejar su anterior trabajo en una aerolínea. “En marzo, decidí sumergirme por completo en el trabajo, lo que me ayudó a conservar mi salud mental y a soportar la angustia de la guerra. Empecé a trabajar a tiempo completo como redactora freelance. No me ha costado encontrar encargos porque trabajo con clientes internacionales”.
Una experiencia similar a la de Vera: “El hecho de trabajar por mi cuenta y tener muchos contactos internacionales me ha salvado. Abrí mi portátil y envié una nota a mi red, para decir que me irían bien algunas recomendaciones. En una semana, tenía un nuevo proyecto en marcha”.
Oksana, que trabaja como responsable de contenidos para una empresa alemana de software de recursos humanos, ha podido mantener su actividad gracias al apoyo y la comprensión por parte de su empleador. “El primer día del ataque ruso, tuve una llamada con mis jefes y nos dijeron que no trabajáramos hasta que nos sintiéramos preparados emocionalmente. A mi familia y a mí nos ofrecieron ayuda para trasladarnos al extranjero. Pero me negué a irme, porque creía y sigo creyendo en el pueblo ucraniano. Pienso que aquí puedo ser de más ayuda, o puede que llegue un momento en el que yo también tenga que convertirme en soldado”.
Una posibilidad que tal vez no sea tan remota como parece: el padre de Oksana, que estaba retirado, se incorporó al ejército ucraniano al inicio de la invasión y actualmente sigue combatiendo por su país.
Además de la incertidumbre por la guerra, la ansiedad por los familiares y amigos que sufren las consecuencias del conflicto o la amenaza constante de los bombardeos, los freelance ucranianos que mantienen su actividad se enfrentan a todo tipo de dificultades prácticas.
Una de las más extendidas es la carestía energética provocada por los ataques rusos contra las principales infraestructuras del país. Buena parte del territorio ucraniano está sometido a cortes de energía periódicos, lo que además de las complicaciones domésticas dificulta especialmente poder optar a los encargos o cumplir los plazos de entrega de los clientes.
Cada freelance se busca la vida como puede, desde desplazarse cada día a los centros comerciales y otros espacios que cuentan con generadores para poder trabajar y comunicarse, a aprovechar las horas del día (o de la noche) en las que hay suministro eléctrico. “Almaceno agua y comida y también tengo varias baterías externas en casa. Además, me he comprado un módem móvil para conectarme a Internet y poder seguir trabajando”, explica Dmytro Mamontov.
En el caso de Oksana Lavri, ha contado con ayuda de la compañía alemana para la que sigue trabajando a pesar de la guerra: “Después de que Rusia iniciara su campaña de terrorismo energético en otoño de 2022, compramos una estación de energía portátil que nos proporciona electricidad para cargar nuestros dispositivos, calentar agua, etcétera. La empresa para la que trabajo me devolvió parte del dinero que nos costó”.
Otras complicaciones están relacionadas con los pagos y el acceso a los fondos de las entidades bancarias. “Al principio de la guerra, temía que el sistema bancario ucraniano se viniera abajo y me viera refugiada en un país extranjero sin dinero. Me preocupaba mucho porque el cobro de mis encargos de redacción se transfería a mi tarjeta bancaria de Ucrania”, recuerda Taisiia Mendel. “Afortunadamente, el sistema bancario ucraniano ha resistido”.
Precisamente, una de las principales reivindicaciones de los freelance ucranianos desde el inicio de la guerra es que las plataformas de trabajo online les faciliten el acceso a sus fondos y eliminen temporalmente las comisiones por los encargos que realizan a través de dichos servicios. Una petición que por ahora no ha sido atendida por los principales portales de empleo freelance como Fiverr o Upwork, si bien han tomado otras medidas para apoyar a sus usuarios ucranianos. En cambio, plataformas digitales como AirBNB y proveedores de servicios financieros como PayPal han suspendido temporalmente las comisiones por los pagos a sus usuarios en Ucrania.
A pesar de los esfuerzos del gobierno ucraniano y la comunidad internacional, las ayudas que han recibido los freelance ucranianos han sido escasas. Vera cobró una prestación única de 300 dólares ofrecida por el gobierno ucraniano a los autónomos del país, mientras que Oksana solicitó una ayuda estatal que posteriormente donó a una entidad benéfica, al haber podido conservar su trabajo. Por su parte, Taisiia y Dmytro no han recibido ningún tipo de apoyo público, aunque este último destaca la solidaridad mostrada por los clientes.
“Publiqué un post en LinkedIn en el que pedía conseguir más trabajo a distancia para apoyar aún más a mi ejército, y mucha gente empezó a escribirme. La jefa de una gran agencia de selección de personal me pidió que escribiera una serie de artículos creativos para su empresa mientras intentaba encontrarme un proyecto entre sus clientes. No estoy seguro de que realmente necesitara esos posts, pero los hice y ella insistió en pagarme por ellos. Creo que su intención era ayudarme a mí y a mi país, y eso fue realmente amable por su parte”.
En cuanto a Taisiia, tras salir de Ucrania y completar su reinvención como copywriter a tiempo completo, ha encontrado trabajo… ¡para una empresa de su país! “En agosto decidí que ya no quería seguir trabajando como autónoma y empecé a buscar un empleo fijo porque quería tener más estabilidad, al menos a nivel profesional. Encontré una fantástica oportunidad laboral en una empresa ucraniana y me contrataron como redactora de contenidos. Así que ahora trabajo a distancia para una empresa de Ucrania mientras estoy viviendo en España”.
Los gobiernos occidentales y los ciudadanos de muchos países se han volcado en hacer llegar la ayuda militar y humanitaria que necesita Ucrania. ¿Pero cuál es la mejor forma de ayudar a los freelance de este país? Oksana Lavri destaca la solidaridad que ha surgido entre los profesionales ucranianos, que se recomiendan y aconsejan unos a otros cuando surge un proyecto interesante.
Por su parte, Vera Karimova considera que hay que incidir en dos frentes: “Por un lado, animo a los clientes a que tengan en cuenta a las empresas y los freelance ucranianos para sus proyectos informáticos y digitales. Muchas empresas ya han montado oficinas totalmente autónomas con generadores y conexiones por satélite para afrontar los cortes de electricidad y poder seguir trabajando. Por otro lado, lo mejor que pueden hacer las plataformas de empleo y los operadores de pago es mantener sus sanciones contra Bielorrusia y Rusia. Por muy importante que sea apoyar a los ucranianos, no lo es menos seguir presionando a estos dos países para enviar un mensaje claro de que lo que está ocurriendo no está bien”.
En el caso de Dmytro Mamontov, también hace un llamamiento a apoyar a la comunidad freelance del país: “Quiero aprovechar la oportunidad para dirigirme a la comunidad de negocios internacional: ¡por favor, seguid trabajando con freelancers ucranianos! Hacemos todo lo posible, y muy a menudo lo imposible, para entregar el trabajo a tiempo. Cada pago vuestro apoya nuestra economía y nos acerca a la victoria. Por favor, creed en nosotros y seguid apoyándonos porque nuestro país no lucha solo por sí mismo. Estamos defendiendo los principios de todo el mundo civilizado contra la inhumanidad y la barbarie”. Además, recuerda que todo el mundo que lo desee puede colaborar mediante donativos a través de los canales oficiales como la página habilitada por el gobierno ucraniano https://war.ukraine.ua/.
A pesar de la incertidumbre y las dificultades de la guerra, los protagonistas de este reportaje están decididos a continuar con su actividad. No solo como forma de ganarse la vida, sino también como una manera de colaborar con el esfuerzo de guerra que realiza su país.
A este respecto, Taisiia señala que “los redactores ucranianos, en mi opinión, tenemos muchas oportunidades de trabajar y ganarnos la vida. Y lo que es más importante, la victoria ucraniana no depende de nosotros, sino de los valientes soldados que arriesgan su vida por la independencia de Ucrania y por la paz de los ucranianos y de todos los europeos”.
En la misma línea, Oksana ha encontrado una forma de canalizar la tensión emocional que vive desde que su país fue invadido en febrero de 2022: “Intento no hacerme demasiadas ilusiones de que todo esto acabará pronto. En cambio, sigo trabajando para mantener la economía de Ucrania, pago impuestos y gano dinero, no para mis caprichos, sino para ayudar a organizaciones benéficas a hacer que la victoria sobre el Estado terrorista que nos ha agredido esté más cerca. Por así decirlo, convierto mi rabia y mi miedo en donaciones”.
A Vera, la guerra le ha cambiado la manera de pensar y le ha proporcionado renovadas fuerzas para seguir trabajando: “Creo que me irá mejor que antes. Ahora tengo más ganas de trabajar. La guerra me ha dado una nueva mentalidad en la que no solo trabajo para mí. Ahora quiero hacer crecer mi negocio para apoyar la economía de Ucrania desde el exterior. Los servicios informáticos y digitales han sido una de las mayores exportaciones de Ucrania en los años anteriores a la guerra, y estoy segura de que puede seguir siendo así”.
O, como resume Dmytro: “Además de ganarme la vida, puedo seguir pagando impuestos y haciendo donaciones para apoyar a las fuerzas armadas de mi país. Todo ucraniano que no haya empuñado las armas debe luchar contra el enemigo de otra forma, sobre todo dando apoyo económico al ejército. Slava Ukraini (que significa ‘¡Gloria a Ucrania!’)”.
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Soy periodista, redactor freelance y bloguero desde 2006. Escribo para otros porque quiero comprar tiempo para escribir para mí. Además, enseño a otros freelance cómo ganar dinero trabajando por su cuenta en RedactorFreelance.com y mediante mi ebook «Guía del Redactor Freelance». ¡Si quieres hablar, contacta!