En 2017 publiqué mi primer libro de historias cortas y relatos con una editorial de Buenos Aires, Argentina. Fue un gran paso para darle por fin cuerpo a un anhelo de muchos años, el de convertirme en una escritora. El siguiente paso de la mano de ello sería intentar vivir de ello.
Si bien contaba con una gran experiencia en el mundo escrito (soy Analista Internacional) hacía mucho tiempo que le daba vueltas a ese asunto de comenzar a transitar el camino para convertirme en redactora freelance. Sin embargo, dicha decisión se fue postergando en varias ocasiones y por diferentes razones. Eso, en cierta medida, me hizo dudar de mis verdaderas intenciones de “lanzarme” a esta nueva etapa en mi vida profesional.
Fue entonces que hizo plop en mi mente la pregunta ¿qué ocurre cuando “lanzarnos” no es la palabra/estrategia que mejor se adecua a nuestra idea de volvernos redactores independientes?
Porque si bien es cierto que para algunos puede resultar una aventura, tomar esta decisión y llevarla a cabo puede enfrentarse con obstáculos de todo tipo, desde miedos personales, incertezas que no nos hacen sentir a gusto y nos paralizan o la mera imposibilidad de dejar un empleo estable por razones de fuerza mayor, como era mi caso. ¿Significaba esa eventualidad que debía postergar nuevamente mi proyecto a futuro? ¿Y si acaso existía una alternativa? Y si ella no existía, ¿por qué no crear un plan a mi medida?
Luego de unas semanas analizando el panorama presente y los escenarios futuros deseados, llegué a la conclusión de que conservar mi empleo debido a una necesidad coyuntural no era necesariamente excluyente de la posibilidad de elaborar y ejecutar un plan de transición (a dos años decidí) que tuviera como meta final la dedicación full time a la redacción independiente.
Mi idea, por supuesto, podría funcionar en menos del tiempo estipulado. No obstante, establecer una meta temporal me permitiría ordenar mis objetivos específicos como un incentivo para avanzar en función de los recursos disponibles –como el tiempo y el dinero– sin sobre exigencias.
Y resultó entonces que descubrí que, entre los beneficios de una estrategia de transición como la que tenía en mente, se cuenta la oportunidad de aceptar que quizá hoy no puedo o no prefiero tomar ese gran paso, pero que sin embargo no significa que esté destinada a frenar indefinidamente mi proyecto de convertirme en redactora freelance.
Cuando comencé a desarrollar esta idea del plan transicional para ser copywriter estaba convencida de que lo primero que debía hacer era organizar mis actividades, los must de mi futura empresa. El ensayo-error me llevó a darme cuenta de que contrario a mi creencia personal, hacer un organigrama de actividades no es el primer paso en sí sino más bien el resultado un ejercicio de autoevaluación.
Una autoevaluación sirve para identificar nuestras fortalezas y debilidades, operacionalizarlas en forma de acciones concretas, todo ello a partir de preguntarnos cuáles son los elementos materiales e inmateriales que necesitamos para establecernos como redactores independientes y con cuáles de ellos realmente contamos a título personal.
En mi caso, la evaluación arrojó que no sólo era un mal momento económico para probar este cambio sino que además había una variedad de cuestiones que debía perfeccionar y que además requerían de una inversión monetaria de mi parte para la cual mi actual empleo podría ser funcional. Por ejemplo: renovar mi cuenta de LinkedIn acorde a ese plan (como ya cuento con un empleo de analista internacional, creo que puedo prescindir del mismo); planificar un rediseño de mi blog, que incluye adquirir la categoría premium de WordPress y planificar el diseño y su contenido; o elaborar mi portafolio de trabajos, carta de presentación, logo o nombre para brindar servicios, así como qué tipo de servicios (temas) ofreceré.
Esas cuestiones, que con el tiempo se convertirían en el insumo de mi trabajo, eran como les adelantaba tanto materiales como inmateriales. Así las cosas, mientras contaba con formación académica, con una vasta experiencia en el mundo académico así como en la producción de contenidos, carecía de una estrategia clara orientada a economizar esfuerzos.
“En qué gasto mi tiempo” o “por qué el tiempo no me alcanza” fueron unas de las tantas preguntas que surgieron ni bien comencé mi autoevaluación. Allí aparecieron cuestiones como la producción de escritos en forma gratuita, las cuales no están del todo mal, pero en la mayoría de mis casos no tenía ni rédito económico ni rédito promocional. ¿Por qué no establecer una cuota para ese tipo de cosas y el tiempo restante dedicarlo a mi plan o a conseguir trabajos pagados como copywriter?
En relación al plano material, la previsión de ahorros para amortiguar mi primer año como independiente no resultó ser mi único problema. Con una mirada detallada un poco más profunda, aparecieron otros elementos ausentes tales como documentación y software soporte que serían fundamentales a la hora de hacer mi trabajo: esto incluye desde el manejo de una cuenta Premium para la administración de mi blog, la adquisición y entrenamiento en algún programa de diseño más allá del Paint hasta la elaboración de mi portafolio de trabajos. Una vez más, mi empleo también podría ser funcional para amortiguar las erogaciones producidas por todas estas futuras adquisiciones necesarias para establecerme por mi cuenta.
Así que comencé armando una lista dividida en dos columnas de carácter orientativo: materiales – inmateriales. Luego les adjudiqué un tiempo de adquisición real en función de mi tiempo y dinero disponible. Finalmente, les establecí niveles de prioridad.
Fue así que descubrí que algunas de las acciones necesarias para poner manos a la obra resultaban fáciles de concretar –especialmente contando con algo de dinero o contactos– mientras que otras –aunque difíciles– podían ser postergadas en las primeras semanas de ejecución de mi plan. ¿Por qué subir de categoría el plan en la plataforma online en la que trabajaba y perder unos dólares por mes si aún no había decidido si reformar mi blog de escritora o hacer uno diferente para promocionar mis futuros servicios? Más aún, ¿por qué comenzar a ofrecer mis servicios si aún desconocía aspectos tales como mi capacidad de producción y los temas en los cuales efectivamente debería especializarme en base a mi formación académica y experiencia laboral?
En resumidas cuentas, el primer paso, aunque parezca psicoanálisis de libro de bolsillo es realizar una buena autoevaluación. Puede ser solo, puede ser con ayuda. ¿Tienen algún amigo quien se precie de tener un análisis estructurado, ordenado y crítico? A mí por ejemplo me son de ayuda los amigos preguntones y me valgo de ellos.
No hablamos de elaborar una mera lista y comenzar. Cada ítem requerirá dedicarle algunos minutos o hasta horas de análisis para proveerles el orden de ejecución en nuestro plan que minimice esfuerzo y gasto de dinero.
Finalmente, un calendario semanal ha sido un fiel aliado en esta tarea donde he volcado obligaciones actuales y futuras vinculadas al proyecto y en consonancia con mis tiempos. Me he limitado al primer semestre con un set de actividades a cuenta gotas, sin prisa pero sin pausa, como familiarizarme con los contenidos de páginas web afines y la adquisición de material de lectura que pueda servir de ayuda en el proceso. Sin ir más lejos, adquirir la Guía del Redactor Freelance y contactarme con su autor fue una de las tareas iniciales.
No voy a mentir. Llevar a cabo un plan meticuloso para convertirte en copywriter toma tiempo y es un trabajo en sí mismo. Pero a todos no nos funciona o nos cuadra la osadía para arriesgarnos a una empresa nueva y eso no está mal. Lo importante es adaptarse a las necesidades propias para que cada logro cumplido se convierta en motivación. Pequeños objetivos pero constantes, que funcionan como partidos de prueba donde vamos testeando la cancha sin sentir la presión de no llegar a fin de mes o del miedo al fracaso si algo sale de manera inesperada.
La piedra ya se echó a rodar para mí y voy cumpliendo las etapas de mi plan. Y vosotros, ¿os animáis a un lanzamiento controlado para convertirse en redactores freelance? ¡Pensadlo!
¿Crees que hay que dejar tu trabajo actual para convertirte en redactor freelance, o ambas cosas se pueden combinar? ¡Opina!
Soy analista internacional, escritora y redactora independiente junior. Escribo un blog de relatos y crónicas de la vida llamado «El mundo según Pico». En 2017 publiqué mi primer libro de crónicas y relatos «Vestida, Loca y Alborotada». En la actualidad me desempeño como redactora y traductora independiente part time con miras a dedicarme a ello a tiempo completo.
piquiten
26 septiembre 2018 at 23:32Gracias María! Amo que mis palabras ayudasen a crear tus propios "plops" 🙂
piquiten
26 septiembre 2018 at 23:31Gracias Erika! Cariños desde Argentina.
piquiten
26 septiembre 2018 at 23:31Ricardo, muchas gracias! Sin dudas, existen tantas opciones como emprendedores. Es muy interesante poder compartir nuestras experiencias aquí. Un gran mérito de Roger darnos este espacio para compartir nuestras historias e ideas.
piquiten
26 septiembre 2018 at 23:29Muchas gracias! Es genial poder contribuir a esta comunidad!
Redactor Freelance
26 septiembre 2018 at 13:37María, me alegro de que te guste el artículo. Para mí ha sido un placer compartir la visión de Noemí en este blog.
Personalmente no estoy de acuerdo con el enfoque, soy más partidario de ahorrar un poco y lanzarte con dedicación completa para no limitar tus posibilidades.
Pero cuando yo lo hice no tenía familia ni responsabilidades, por lo que entiendo perfectamente que eso resulte inviable para las personas que están en otra situación.
De modo que este plan de transición puede ser una opción genial para iniciarse en este mundo sin jugárselo todo a una carta.
¡Saludos!
Maria | HappyCopy
25 septiembre 2018 at 09:09¡Qué buen artículo, Noemí! Muchísimas gracias por compartir tu experiencia, tus ideas y tu plan con nosotros y, también, gracias a ti Roger por ofrecernos una perspectiva diferente para emprender desde tu blog.
Al leer el artículo se ha producido un "plop" (bueno, en realidad varios, jeje) dentro de mí. Por ejemplo, me ha permitido ver que debo planificar más y mejor mi proyecto dentro de esta idea de llegar a dedicarme al 100% a él o, también, que marcar tiempos y objetivos no solo a largo plazo sino paso a paso es muy importante y me facilitará ver cómo van las cosas y si necesito mejorarlas.
Sé que volveré a releerlo varias veces porque me ha resultado verdaderamente inspirador.
Un abrazo grande para los dos y para todos los compis que nos reunimos por aquí 😉
Que tengáis un feliz día,
Maria
Redactor Freelance
25 septiembre 2018 at 07:50Sí, a mí también me ha gustado mucho este enfoque analítico de Noemí. Normalmente los redactores no somos tan meticulosos con las planificaciones, y así nos va a veces… 😉
Redactor Freelance
25 septiembre 2018 at 07:49Gracias por contarnos tu caso, Ricardo. Es muy valiente lo que hiciste. Yo también soy partidario de lanzarse con un colchón económico, más que nada para no angustiarte desde el primer día y empezar a aceptar todo tipo de trabajos mal pagados. El tema del plan comercial también es muy importante, me lo apunto para desarrollarlo en futuros artículos. ¡Me alegro de que al final todo haya salido bien!
Ericka Valenzuela Pizarro
24 septiembre 2018 at 22:13Muy buen artículo. Me gustó mucho. Explicas de manera clara cómo organizarse. Saludos y buenos deseos para ti
Ricardo Botín
24 septiembre 2018 at 12:14Buen post. Me ha gustado sobre todo la forma de planificar la transición.
Yo no lo hice así.
Hace un año dejé también un trabajo más o menos estable para dedicarme de lleno al copy y la redacción.
Llevaba bastante tiempo compaginando trabajos de redactor y copywriter a tiempo parcial con mi otra ocupación. Pero cada vez me salían más trabajos de copy y no tenía tiempo para ambas cosas.
Así que cuando conseguí un cliente fijo que me daba bastante trabajo, me lié la manta a la cabeza y dejé el otro trabajo para dedicarme solo a escribir.
Ahora ha pasado más de un año y estoy más a gusto que nunca.
Pero también he de reconocer que hice las cosas un poco a lo loco y sin pensarlo demasiado.
Si pudiese dar marcha atrás, ahora no dejaría un trabajo fijo sin un buen colchón económico que te permita aguantar los momentos de bajón (cuando no tienes muchos clientes, de repente bajan los pedidos y en esos momentos se pasa bastante mal).
Y tampoco me pondría por mi cuenta sin tener preparado un plan comercial para seguir captando clientes (no se puede vivir solo de los clientes fijos).
Pero a grandes rasgos estoy contento: a base de tortas he aprendido a captar nuevos clientes y ahora tengo más tiempo para trabajar para clientes y para mi negocio.
¡Y sobre todo tengo plena libertad!
Redactor Freelance
24 septiembre 2018 at 11:35Sí, yo también creo que Noemí ha hecho un excelente trabajo con este post. ¡Un honor publicarlo en mi blog!
Unknown
24 septiembre 2018 at 11:31Genial entrada. Enhorabuena, Noemí, por la redacción y elaboración.