Algunas lecciones que los freelance podemos aprender de los dentistas

Estos últimos días he estado acudiendo al dentista. Unos profesionales a los que admiro, porque se ganan bien la vida a pesar de que muchos de sus clientes les aborrecen, pagan sin protestar y salen de la consulta deseando no tener que volver en una larga temporada. Y mientras miraba al techo cuando me estaban taladrando, raspando y lijando mis pobres dientes, se me ha ocurrido que hay unas cuantas lecciones que los freelance podemos aprender de estos profesionales. ¿Quieres saber cuáles son?

En España existen actualmente 34.455 dentistas y alrededor de 25.171 clínicas dentales, según el Consejo General de Dentistas de España. Esto significa que la mayoría de los odontólogos tienen su propia clínica, es decir, trabajan por su cuenta y son sus propios jefes, al igual que los freelance. Sin embargo, existen algunas diferencias importantes entre estos profesionales y otros trabajadores por cuenta propia, como los redactores. ¡Fíjate bien!

Los clientes van a visitarlos

Todos los dentistas que conozco trabajan en una clínica y son los clientes quienes van a verles. En el mundo freelance, o trabajamos en casa o somos nosotros quienes vamos a ver a los clientes. Esto supone una desventaja, porque no controlamos el escenario en el que tenemos que negociar.

Mientras esperas en la consulta del dentista, puedes ver sus diplomas colgados en la pared, otros pacientes que vienen y van, suenan llamadas de teléfono, etc. Inevitablemente, piensas: «¡Vaya, tiene que ser un profesional muy bueno en lo suyo!». Nada que ver con los freelancers, que atendemos las llamadas y visitas en casa, en la oficina del cliente o como mucho en un espacio de coworking…

Uno de mis sueños es montar una tienda de servicios de redacción, en la que cualquiera pueda entrar a pedir el texto que necesita, y vea a otros redactores en acción, sus títulos colgados en la pared y piense: «¡Caramba, eso es trabajar de redactor!»

Siempre hacen esperar… ¡y nadie les mete prisa!

Nunca he conocido a un dentista que te atienda a la hora exacta a la que te ha citado. Normalmente, te hacen esperar unos cuantos minutos o incluso horas, pero casi nadie se queja. Posiblemente, en el fondo pensamos que no es buena idea meterle prisa a alguien que está haciendo un trabajo delicado.

qué lecciones podemos aprender los freelance de otros profesionales

Con los freelance, sucede justo lo contrario: los clientes exigen respuesta inmediata, entrega urgente, dedicación exclusiva hasta terminar su trabajo. Parece que para escribir un texto solo hace falta aporrear un teclado suficientemente rápido, sin tiempo para pensar, documentarte, probar diferentes enfoques, corregir… ¡Así salen luego los textos! 

Cobran desde el primer momento

Generalmente, la primera revisión con el dentista es gratuita, aunque al final siempre acabas pagando por algo: una limpieza, una radiografía, una caries que no puede esperar… ¡Los dentistas sí saben cómo rentabilizar a sus clientes desde el primer minuto!

En cambio, es habitual que un cliente pida a un freelance que eche un vistazo a su web o blog y le diga qué se puede mejorar, propuestas de ideas para artículos o incluso textos de prueba. Todo esto, claro, no se paga. ¡Prueba a pedirle un dentista que te haga un empaste gratis para ver si te gusta cómo trabaja!

Saben cómo convencer a los clientes

Los dentistas juegan con la ventaja del respeto que inspiran a la mayoría de sus clientes, lo cual ayuda a convencerles de la inexorable necesidad de hacerse un tratamiento: 

«¡Si no haces lo que te digo, en unos años se te caerán todos los dientes, se te desencajarán las mandíbulas y tendrás que comer sopa por una pajita el resto de tu vida!».

Ojalá los redactores freelance supiéramos hacer esto la mitad de bien: 

«Mire, si no contrata a un redactor profesional para su blog y le paga una tarifa decente, lo único que conseguirá serán artículos lamentables que no leerá nadie, la web de su empresa se quedará sin visitas y encima Google le penalizará por publicar contenido duplicado. Usted mismo».

¿A que estaría genial?

Nunca regatean los precios

Cuando vas al dentista, un empaste vale lo que vale y una funda cuesta lo que cuesta. Y punto. No se discuten ni regatean los precios, ni se pide descuento por ser un cliente nuevo o un precio más bajo hasta que mejores tus ingresos y puedas pagar mejor a tus colaboradores.

En el mundo freelance… ¿qué te voy a contar? Las tarifas abusivas, los clientes que regatean hasta extremos penosos, los largos plazos para cobrar y las facturas sin pagar están a la orden del día… 🙁

No se pelean entre ellos por ser los más baratos

Los precios de los dentistas son libres, aunque en 2013 su colegio fue sancionado por recomendar tarifas (como le sucedió a la Unión de Correctores). Esto quiere decir que puedes encontrar diferencias importantes entre las tarifas que cobran los distintos odontólogos. 

Sin embargo, ¡nunca he visto a ningún dentista que ofrezca empastes a un euro! Tampoco he visto a nadie que haga de dentista en su tiempo libre porque su mamá le decía de pequeño que se le daba bien lavarse los dientes, aunque no tenga ninguna formación ni experiencia en el sector.

En el mundo de los redactores, sucede exactamente lo contrario: se publica una oferta de trabajo y en seguida sale un montón de gente dispuesta a hacer el texto solicitado por cinco, tres, dos, un euro o incluso por céntimos de euro. La mayoría no son profesionales, pero se piensan que saber escribir es lo mismo que saber redactar.

Sin embargo, a muchos clientes parece no importarles contratar a alguien que cobra una tarifa absolutamente ridícula que no compensa ni el tiempo dedicado a facturar el trabajo. ¿Estos mismos clientes confiarían en la capacidad de un dentista que cobre diez veces menos que los demás?

Nunca se quedan sin cobrar

Hablando de cobrar, normalmente a los dentistas les pagamos al contado después de hacer su trabajo. En algunos casos, es posible pagar a plazos, pero siempre entregando algo de dinero por adelantado y generalmente a través de entidades financieras, de forma que ellos se aseguran de cobrar sus honorarios y pobre de ti como se te ocurra dejar de pagar a la financiera…

En el mundo freelance, cobrar al contado es una excepción. Habitualmente las facturas se pagan a 30 días (o incluso a 60, 90 o 120 días, aunque sea ilegal) y a veces recibes sorpresas, como un bonito cheque o pagaré que nadie te querrá abonar sin quedarse una buena comisión. O que te descuentan de tus honorarios los costes de la transacción, si es un cliente internacional. Eso cuando el cliente no resulta ser un caradura y simplemente no te paga

Colaboran con otros profesionales

Tengo una boca complicada, de manera que me han tenido que examinar varios profesionales: odontólogo, endodoncista, ortodoncista… Todos ellos trabajan por su cuenta, no están en plantilla de la clínica a la que voy, pero se pasan por allí una o dos veces por semana para visitar a los pacientes que la clínica les ha derivado. De este modo, pueden ofrecerme todos los servicios que necesito sin tener que ir a varias clínicas.

¡Eso está genial! ¿Por qué los redactores no hacemos lo mismo? Cuando un cliente nos pide algo que no hacemos, solemos decirle que no y que se busque la vida. O peor aún, decirle que sí aunque sea mentira y luego buscar a otro freelance más barato para subcontratarle y sacar tajada a su costa.

Yo creo que deberíamos promover más la colaboración directa entre los freelance: si un cliente me contrata para hacer los textos de una web y me pregunta, estaré encantado de recomendarle a un diseñador para la parte gráfica, a un traductor por si necesita los textos en otros idiomas, a un community manager para llevar las redes sociales… ¡Para eso creé el Directorio de Redactores! Luego ya arreglaremos entre nosotros, pero lo importante es no desperdiciar la oportunidad.

No garantizan los resultados

Los dentistas saben que la suya no es una ciencia exacta y que los resultados dependen de muchos factores, empezando por el hecho de que el paciente siga sus recomendaciones: limpiarse los dientes, enjuagarse con un colutorio, tomar la medicación prescrita, etc.

En cambio, los clientes de los redactores freelance exigen textos que sean capaces de vender su producto o servicio, situarles en primera posición en los buscadores o convencer a un inversor para que ponga dinero en un proyecto absolutamente descabellado…

Y si el texto no sale o no funciona como esperaban, son capaces de reclamar o incluso de no pagarte o darte mala reputación en Internet. ¿Conoces a alguien que haya reclamado a un dentista porque le ha vuelto a salir una caries en el mismo diente un año después? Seguramente, primero se preguntará si hizo correctamente lo que le dijeron…

Nota: hace tiempo trabajé para un par de dentistas que necesitaban textos para sus web o blogs. Resultaron ser unos clientes excelentes, que respetaban y valoraban mi trabajo, no regatearon con los precios e incluso me recomendaron a otros clientes. ¡Son un buen filón para los redactores!

¿De qué otros profesionales crees que podemos aprender los redactores freelance?

Comentarios

  • Narciza Escobar Cárdenas
    16 junio 2021 at 07:18

    `Me ha encantado este artículo del periodista freelance. Un artículo agradable, ineresante de verdad. La comparación, me fascinó… debe haber esperado mucho para ser atendido, y aprovechó ese tiempo para dar rienda suelta a su creatividad. Estupendo artículo.

    • Roger Garcia - Redactor Freelance
      16 junio 2021 at 11:00

      Me alegro de que te haya gustado el artículo.

      En efecto, la reflexión surgió precisamente en la sala de espera de un dentista.

      Es otro tema que me fascina: cómo cobrando lo que cobran y haciendo tratamientos que no son precisamente agradables consiguen que la gente se resigne a esperar siempre aunque hayan concertado cita…

      ¡Son unos cracks!

  • Romina
    23 enero 2021 at 13:58

    Este artículo no es para nada lo que ahora se vive en el mundo de la odontología, por lo menos en Perú, es todo lo contrario a este artículo.
    Põ tanta conpetencia los precios se regatean peor que elmercado , no se cobra consulta, entre colegas se matan, etc…

  • Redactor Freelance
    14 junio 2019 at 13:45

    Desde luego, Mariana.

    El otro día discutía de esto con un compañero de otro sector que me reprochaba ser poco flexible en mis tarifas. Él me decía que la negociación de las tarifas es una parte del trabajo comercial.

    Sin embargo, cuando trabajas con tarifas ajustadas, rebajarlas significa quedarte sin margen e incluso perder dinero al ofrecer un servicio.

    Esto no tiene ningún sentido financiero y a la larga te lleva a la ruina, más si luego tienes que pagar a otros proveedores y colaboradores.

    Un servicio cuesta lo que cuesta, si quieres pagar menos entonces hay que recortar por algún lado (prestaciones, dedicación, calidad, etc.)

    ¡Saludos!

  • Mariana Eguaras
    13 junio 2019 at 18:01

    Excelente artículo, Roger. Trabajo en el ámbito editorial, en edición de libros, y lo que comentas en la entrada, lamentablemente, es habitual y lo sufren/sufrimos correctores, traductores, maquetadores, editores y diseñadores.
    Me he plantado hace ya un tiempo con estas situaciones y no transijo: yo debo cobrar lo que considero justo para pagar a mis proveedores y colaboradores lo que ellos consideran justo por ejecutar su trabajo. "¿Quieres pagar menos? Ningún problema. Sacamos X servicio y así se aligera el presupuesto". Pero pagar menos por el mismo volumen de trabajo no. Saludos.

  • Redactor Freelance
    20 septiembre 2016 at 12:04

    Bueno, está bien que no seas el único que le ha calado 🙂

  • Unknown
    19 septiembre 2016 at 09:07

    Jaja… pues en "petit commité" te diré que es EXACTAMENTE lo que piensan de él aquí… que va de mago con chistera y lo único que hace es delegar trabajo, chatear con el móvil (sí, para ver que todo lo que hacemos es "responsive"·, claro) y cobrar un pastón por no hacer NADA.
    Ya ves, son los nuevos agoreros del siglo XXI. Según el Commerce Mamnager de aquí dentro de unos años desaparecerán. Santo Google nos viene de hace tan solo 20 años…. y ellos se irán con él (los dentistas, mientras tengamos dientes, espero que no desaparezcan).

  • Redactor Freelance
    6 septiembre 2016 at 10:42

    Gracias Delfina. Pero esto no debería ser así cuando la prueba gratis sirve principalmente para que les hagas un trabajo sin cobrar y sin garantías de que te cojan. Yo, desde hace un tiempo, ya no hago pruebas sin cobrar y la mayoría de los clientes lo entienden. ¡Saludos!

  • Delfina
    5 septiembre 2016 at 19:04

    Hola, Roger, muy buen artículo. A ver si nos ponemos las pilas. Cuando leía recordaba la cara de algunos médicos… Como traductora freelance además de redactora, te cuento que el tema de la "prueba gratis" es toooodo un tema. Lamentablemente, es la manera que tenemos los freelancers de hacernos conocer con las empresas, que, por lo general, no aceptan que les digas: "Echa un vistazo a mi redacción siguiendo este enlace a mi blog/CV visual/etc."

  • Redactor Freelance
    5 septiembre 2016 at 14:14

    ¡Gràcies Jordi! Yo creo que los del SEO deben haber estudiado en la misma academia que los dentistas… A mí me ha pasado algo parecido con algunos clientes a quienes al principio les llevaba el blog y las redes sociales. Cuando cogen a un experto en SEO, normalmente lo primero que hace el fichaje es agradecerme el trabajo, pero en adelante ya me encargo yo… Y me largan. Luego ves que no está haciendo ni la mitad de cosas que tu y que los resultados de tráfico, comentarios, etc. son peores que cuando lo hacía yo. Pero el cliente está encantado porque este chic@ sabe un montón de SEO… ¡SEO burros es lo que son!

  • Unknown
    5 septiembre 2016 at 13:03

    Hola. Como siempre, el único blog al que sigo suscrito y nunca me pierdo ningún artículo. Siempre eres agradable de leer, aunque sea para recordar lo dura que es nuestra profesión. En mi multinacional tenemos a un profesional a quien todo el mundo valora como si fuera lo más y la verdad…muy simpático el chico pero lo tengo al lado y no pega sello mientras yo sigo picando piedra como un esclavo
    ..y gana tres veces más que yo. No…no es dentista. Sabéis qué es?
    Es SEO!!!!
    Podríamos hacer la misma analogía con esa gente, que van de magos con chistera?

  • Redactor Freelance
    5 septiembre 2016 at 09:21

    No estoy de acuerdo con lo de la reputación social de los grupos de profesión sanitaria. Por ejemplo los enfermeros y auxiliares de clínica también hacen un trabajo muy importante y no siempre se les valora, ni se les paga lo suficiente. Creo que un cierto corporativismo bien entendido siempre ayuda a que una profesión sea más respetada y exclusiva, y esto los redactores no lo hemos sabido hacer nada bien.

  • Redactor Freelance
    5 septiembre 2016 at 09:18

    ¡Me encanta la analogía con los taxistas! Eso de elegir a los clientes es importante, porque algunas "carreras" no salen a cuenta finalmente 🙂

  • Redactor Freelance
    5 septiembre 2016 at 09:16

    Nos hace falta elevar nuestra autoestima, porque parece que el trabajo de un dentista o un fontanero es súper complicado, pero en cambio cualquiera puede ponerse a escribir contenidos 🙁

  • Redactor Freelance
    5 septiembre 2016 at 09:15

    ¡Gracias, me alegro de que te guste!

  • Mi lujo + Sano
    3 septiembre 2016 at 17:55

    Muy buena comparación, pero al tratarse de grupos de profesión sanitaria, la reputación social siempre es mayor…por desgracia, porque todas las profesiones son respetables…además la mayor parte de las personas cuando acuden al dentista lo hacen con un grado de congoja importante…

    Por desgracia, tenemos una profesión donde hay mucho intrusismo y parece que todo el mundo sabe escribir y aún por encima ninguneando el sector por 4 perras…

  • José Luis
    3 septiembre 2016 at 12:19

    Los dentistas, desde luego, se lo montan muy bien. Pero a mí siempre me provocaron más envidia los taxistas. Envidia malsana, lo confieso.

    Cada día, los clientes le dicen al taxista a dónde quieren llegar (sin rodeos ni ambigüedades); él les lleva por el camino que considera más apropiado y pide que le paguen el precio que marca un contador digital cuando llegan al destino estipulado. Si un cliente les hace esperar, el taxímetro sigue corriendo. Si han de trabajar un festivo o en horario nocturno, cobran más.

    A un redactor freelance, un cliente le dice más o menos lo que quiere, sin saber concretar demasiado; si el redactor redacta como estime más apropiado, la mitad de las veces no será lo que ese cliente quería (es común jugar a ser adivino, mentalista o directamente a emular a Anne Germain). A la hora de cobrar, marque lo que marque la tarifa por horas o por palabra "habitual", el redactor percibirá lo que haya regateado, con suerte, dependiendo de la disposición o recursos del cliente. ¿Pluses nocturnos o por fines de semana? En fin.

    ¿Y qué podemos aprender de los taxistas? Primero, a saber distinguir a clientes que pueden decidir no pagarte y, por tanto, no recogerlos. Segundo, a buscar o crear "paradas de taxi", donde los clientes puedan encontrar cualquier servicio que busquen en un mismo sitio. Tercero, a exigir algún tipo de acreditación profesional para ejercer la profesión, y que ésta sea valorada por los clientes. Y por último, a saber disfrutar del trayecto. 😉

  • Luis Sandoval
    2 septiembre 2016 at 22:56

    Me encantó este artículo. Yo diría que deberíamos aprender a valorar nuestro trabajo y no pensar que freelance es sinónimo de "Barato". ¡Saludos!

  • Raquel
    2 septiembre 2016 at 11:33

    Un artículo genial.

Añade un comentario