O sea, quieres que te proponga los temas que puedes publicar en tu blog y redes sociales en los próximos meses, así como ideas para desarrollar varios ebooks… ¿y ni siquiera me garantizas que me vas a dar el trabajo?
Posiblemente, el cliente no tiene la más remota idea del tiempo y esfuerzo que requiere preparar un plan de esta magnitud. Por ejemplo:
- Revisar la web y documentación del cliente para entender qué vende.
- Repasar su blog para ver el estilo de los artículos y qué temas ha tratado para no repetir.
- Mirar blogs del sector para inspirarse y coger ideas.
- Desarrollar el titular y una mínima descripción de todos los contenidos que propones, para que el cliente lo entienda.
- Plasmarlo en una propuesta completa y vendible.
- Calcular el precio de todo este trabajo.
- Etc.
Otra posibilidad más aterradora es que el cliente sea perfectamente consciente de lo que cuesta hacer todo esto. Por eso pide varias propuestas y a ver si alguien le plantea una buena idea… ¡aunque luego no tenga intención de comprársela!
Las ideas cuestan tiempo y dinero
Uno de los errores típicos de los redactores freelance que empiezan (y que yo también he cometido) es enviar propuestas y presupuestos a cualquier cliente que te los pida. Al principio lo haces con mucha ilusión, pero con el tiempo te das cuenta de que no compensa, porque la mayoría de las propuestas no son aceptadas por el cliente debido al precio, plazos, etc. O simplemente, nunca te llegan a contestar (en esos casos recomiendo realizar un seguimiento de la oferta o presupuesto entregado).
Cuando la propuesta requiere proponer ideas para los contenidos, un calendario editorial o una estrategia de contenidos, además de esfuerzo detrás hay un trabajo creativo que solo puede hacer un redactor de contenidos y que le estás «regalando» al cliente.
Como a ti ni Hacienda, ni la Seguridad Social, ni tu casero o el banco donde tienes la hipoteca te «regalan» nada, te recomiendo protegerte frente a posibles abusos con alguno de estos tres métodos:
- Cobra por tus propuestas. Es radical y no adecuado para todos los casos, pero tiene sentido. Si un cliente te pide una propuesta cuya elaboración va a requerir mucho tiempo y esfuerzo, explícale que prepararla tiene un coste que le descontarás de la primera factura, si finalmente te asigna el trabajo. En caso contrario, no recuperará el importe. ¡Es un buen incentivo para que te elija! Yo lo he hecho con algunos clientes y siempre han acabado aceptando mi oferta.
- Avisa de que no puede usar tus ideas. Otro enfoque menos radical es indicar en alguna parte del presupuesto u oferta que las ideas y estrategias que propones son propiedad intelectual tuya y el cliente no podrá usarlas en caso de que no contrate tus servicios. Es difícil impedir que realmente lo haga si es un caradura, pero como mínimo estará avisado. En estas plantillas de presupuesto puedes incorporar fácilmente una cláusula de este tipo.
- Pon precio a tus ideas. Una tercera posibilidad cuando te piden ideas para contenidos es fijar dos precios: uno por el contenido si lo desarrollas tú, y otro por la idea o tema si finalmente el cliente decide llevarla adelante con otro redactor o por su cuenta. Este sistema lo veo adecuado para clientes con los que tengas confianza y sean profesionales del sector, por ejemplo agencias de contenidos o de marketing que están habituadas a trabajar con profesionales creativos y respetan y valoran el trabajo que supone proponer nuevas ideas.
Y aún existe una cuarta opción no muy políticamente correcta, pero a menudo eficaz: si no ves claro un trabajo o el cliente te parece demasiado «misterioso», no envíes una oferta o presupuesto rebosante de ideas y creatividad… ¡Por si acaso!
¿Te han «robado» alguna vez una idea? ¿Qué hiciste?
Redactor Freelance
7 noviembre 2017 at 09:06Hola Fabiola:
Encantado de saludarte y me alegro de que los contenidos del blog te resulten útiles.
Sobre lo que comentas, creo que todos hemos cometido este tipo
de errores: hacer más trabajo del que nos pagan, quedarnos cortos con el presupuesto o incluso topar con algún cliente caradura que luego no paga…
Por eso creé este blog con la intención de compartir experiencias, aprender unos de otros y no sentirnos tan solos en esta profesión.
En este sentido, te felicito por tu decisión de dedicarte a la redacción freelance a tiempo completo y te invito a unirte al Directorio de Redactores:
redactorfreelance.com/p/alta-directorio-de-redactores-freelance.html
Así podrás ofrecer tus servicios a los clientes y yo tendré tu ficha por si puedo recomendarte en algún proyecto.
Saludos,
Roger
Unknown
6 noviembre 2017 at 14:10Hola Roger:
Lo primero felicitarte por tu blog y por los acertados contenidos que publicas. Es de agradecer que nos alertes de posibles fraudes y que compartas tu experiencia, para una principiante como yo es de gran ayuda.
En mi caso soy autodidacta aunque tengo formación en redacción periodística, empecé escribiendo mi propio blog como un hobbie (con Blogger, que para mi es la mejor herramienta). Y tras varias colaboraciones en el sector de la decoración y las reformas me gustaría dedicarme a ello a tiempo completo. He leído este interesante artículo dónde hablas de los abusos que se pueden producir por parte de clientes que van robando ideas. Para obras extensas como un e-book hay un modo de registrarlas y es gratuito, a través de Safe Creative? safecreative.org/ Safe Creative es un registro de la propiedad intelectual gratuito para obras con derechos de autor: literatura, música, vídeo, fotografía,etc. y con cualquier tipo de licencia. Los derechos de autor se producen por el mero hecho de la creación, y no es necesario el registro de la obra para poseerlos. Frente a usos indebidos, usurpación de la autoría de una obra o plagio, el autor no debe demostrar que la obra está registrada, sino que él es el autor.
En mi caso he tenido un cliente al que le diseñé un blog, le escribí los contenidos, le abrí y le gestioné los perfiles en redes sociales con un precio poco adecuado y demasiado barato. Le pedí fotografías en que aparecieran sus trabajos de reforma para realizar sus post y tuve que buscarlas en internet, asegurarme de que las fotos no tenían derechos de autor, etc. Acabé haciendo más trabajo del que me tocaba hacer y creo que no le cobré en consecuencia. Desde luego iré con más cuidado la próxima vez que me toque realizar un presupuesto… esto no me va a volver a pasar.
Saludos!
Fabiola
Redactor Freelance
7 octubre 2016 at 08:26Hola Elisabeth:
Gracias por compartir tu caso.
No sé si será un ladrón o no pero no me gusta la gente que pide planes tan completos y detallados a varios redactores.
Para mí es una falta de respeto al trabajo que hacemos los profesionales, a menos que se remunere este esfuerzo.
Un saludo,
Roger
Elisabeth Lahoz
6 octubre 2016 at 16:58Hola a tod@s!
Hace algunas semanas recibí este correo:
"Hola,
Estamos preparando una web especializada en salud, nutrición , dietas…
A ver si nos puedes preparar un presupuesto y plan editorial hasta final de año que recoja:
-La creación de 8 post al mes de alrededor de 500 palabras.
-La creación de un post al mes de 1500 palabras.
-Plan de publicaciones en las redes a partir de estos contenidos.
Estamos valorando varias opciones y si nos gusta la tuya entonces negociaremos las condiciones.
Estamos abiertos a desarrollar una relación de largo plazo con el escritor(a) que sea contratado(a) para distintos proyectos.
Saludos cordiales."
Sospechosamente similar al que Roger menciona en este post. Le respondí que la preparación del trabajo que me indicaba requería tiempo y esfuerzo, y, por tanto, conllevaba un coste.
Como esperaba, no he recibido más noticias de esta persona. Un posible "ladrón de ideas" del que quiero aquí alertar.
Entre tod@s, es posible dignificar la profesión. Llamadme incrédula, pero sueño con un mundo en el que los redactores freelance no tengamos que regatear precios 😉
Gracias por el "espacio", Roger. Saludos,
Elisabeth
Anónimo
11 septiembre 2016 at 19:55A mi me robó artículos un dentista cirujano, los copiaba y pegaba en sus redes sociales. Ángelito, se ve que tantos años de carrera le dejaron frito el cerebro y no podía escribir sus propios artículos… Vergonzoso.